OPINIÓN

Mandela: La lucha de un pueblo y el enfrentamiento de dos modelos de mundo

OPINIÓN | Un día como hoy pero de 1964, el activista sudafricano Nelson Mandela fue condenado a prisión perpetua.

El 12 de junio de 1964, Nelson Mandela, líder sudafricano del movimiento contra la segregación racial y la explotación social, fue condenado a cadena perpetua. En África, como en América, se enfrentan dos modelos: el de los opresores, con su ideología neoliberal que excluye y margina, y el de los oprimidos, que luchan por la justicia social, la soberanía política y la independencia económica. Esta grieta tiene sus raíces en los orígenes de la patria grande.

La larga lucha de Mandela para cambiar la situación de su pueblo, sojuzgado y explotado por una minoría blanca, comenzó en su época de estudiante. Junto a otros compañeros de militancia política, integró el Congreso Nacional Africano, buscando convertirlo en un movimiento de masas que representara a millones de personas negras y no negras, marginadas y excluidas de todos los derechos esenciales.

A partir de 1948, se aprobó un programa de acción que empleaba las huelgas y la desobediencia civil como métodos de combate. Cuando se recibió de abogado, abrió el primer bufet negro del país. A lo largo de la década del 50, Mandela padeció la proscripción y la cárcel. A comienzos de los 60, debió pasar a la clandestinidad y se vio obligado a cambiar permanentemente de residencia.

Ante la intransigencia del gobierno frente a toda forma de protesta pacífica, el movimiento de Mandela decidió emprender una lucha más agresiva. Finalmente, a los 46 años, fue capturado y condenado a prisión perpetua. Permaneció 18 años en la cárcel de Robben Island, en condiciones durísimas, obligado a picar piedra y a soportar torturas y todo tipo de presiones para doblegarlo. Fue trasladado a otras prisiones y, después de 27 años de encierro, fue liberado. En 1994, se convirtió en presidente de su país, gobernando para todos los seres humanos y concretando terreno, techo, trabajo, salud y educación para todos y todas.

Ateneo Arturo Jauretche, Manuel Ugarte

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