¿Para qué vivimos?

Esa sería la pregunta que apela a nuestro propósito en la vida, y quizás nadie como la Lic. Guillermina Lopata de una manera sencilla y cercana en ‘Entrevista de Bienestar’, para responderla.

Vivir no es lo mismo que existir. El arte de vivir se trabaja, se aprende. Se aprende a encarnar los valores en acción, se aprende la gratitud, la generosidad, la longanimidad, la responsabilidad. Se aprende a amar y a perdonar. Vivir es un aprendizaje posible mientras se vive. Y en ese aprendizaje la vida se despliega, porque ese aprendizaje es la sabiduría.

¿Existir o vivir? No da igual! Como amante de la magia, claramente elijo existir. Hoy lo normal es existir, pero eso no tiene nada que ver con vivir consciente y responsablemente, hasta lo usamos como sinónimos vivir = existir. Podemos vivir en automático, bajo las expectativas de otros, de los padres, del jefe, de los abuelos, en donde claramente viven los otros en nosotros  o elevar la conciencia y existir siendo el protagonista de nuestra vida, dejando de vivir los deseos y mandatos de los otros.

Compartimos un cuento pandémico, una enseñanza sobre la paz perfecta y el quedarse en espera.

Cuando hablamos de aprender nuestras lecciones, estamos hablando de deshacernos de asuntos inacabados. Los asuntos inacabados no tienen que ver con la muerte, sino con la vida.

Hay muchas personas que han existido, pero que realmente nunca vivieron. Y gastaron cantidades inmensas de energía en mantener ocultos sus asuntos inacabados.

Puesto que los asuntos inacabados son el mayor problema en la vida, también es el tema principal que abordamos cuando nos enfrentamos a la muerte. Muchos de nosotros dejamos la vida con una gran cantidad de asuntos inacabados; algunos solo dejan unos pocos.

Si hoy fuera el último día de tu vida, ¿cómo elegirías vivirlo?

¿Qué sería lo prioritario?

Tal vez me levantaría aun un poco más temprano. Antes que el Sol asome, la lluvia o las nubes. Cuando la ciudad está en completo silencio. Me gustaría escuchar ese silencio de la mañana.  Despertaría con mayores ganas. Haría un rico café. Haría me meditación diaria de otra manera, aun mucho más sentida. Haría una rica comida a mi familia, si podría mandar los olores a aquellos que tengo lejos lo haría intentando hacerle llegar los ricos sabores de mi preparación.  Caminaría descalza. Daría gracias, también me daría las gracias a mi misma por haberlo hecho bien, lo mejor que pudiste y ahora empieza una nueva etapa, un nuevo ciclo. Y esa misma noche, mi última noche, voy a estar con un lienzo blanco estaré preparada para comenzar el nuevo cuento.

No tendremos otra vida como ésta. Nunca volveremos a desempeñar este papel y experimentar esta vida tal como se te nos ha dado. Nunca volveremos a experimentar el mundo como en esta vida, en esta serie de circunstancias concretas, con estos padres, hijos y familiares. Nunca tendremos los mismos amigos otra vez. Nunca experimentaremos de nuevo la tierra en este tiempo con todas sus maravillas. No esperemos para echar una última mirada al océano, al cielo, las estrellas o a un ser querido. Vayamos a verlo ahora.

Para contacto: Lic. Guillermina Lopata (M.P 690) – Cel. +54 9 298 4572580 // [email protected]

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