Finalmente enloquecimos

A veces se me da por pensar. Inclusive por reflexionar con una dosis de humildad porque quizá en las preguntas que me formulo está la respuesta. Y me muevo a conciencia, sobre todo cuando por mis actos muchas personas terminan involucradas. Por eso el -“¿Seré buena, seré una persona lúcida?” es en mí una cuestión recurrente…

Se me ocurre pensar, les decía, que si en mis manos, en las consecuencias de mis actos estuviera comprometida la vida de millones de personas, lo menos que haría es hacerme eco de aquellos que sufren directa e inevitablemente por algo que hice o que dejé de hacer… No son muy vastos mis conocimientos psiquiátricos pero la lectura de otras opiniones respecto de mis actitudes -mucho más válidas que la mía propia- contribuye a que yo revea mi postura y por más indeclinable que la considere, si deduzco que es errada… ¡La modifico!

 

Se me dio por “psicoanalizar” a mi ex presidenta: Básicamente la considero una manipuladora dialéctica como pocos. Su constante distorsión de la realidad me lleva a la conclusión de que posee una personalidad esquizoide. Su adicción por la mentira con descaro, me indica que es una mitómana y en cuanto al “síndrome de Hubris”, ya muchos de nosotros sabemos de qué se trata y nos consta que ella lo aún lo está cursando… Decir que a veces  nuestra ex primera mandataria muestra ciertos rasgos de fobia social o de oligofrenia, convertiría mi pseudo diagnóstico en una parodia, y no es esa mi intención porque  su asunto es más grave y creo que –conociendo la ingenuidad de muchos argentinos- los designios de mi país podrían volver a estar en manos de una mujer absolutamente desequilibrada; emocional, mental y cada tanto físicamente. Según esta señora, “la risa es sanadora”. Yo humildemente pienso que reír en la cara de todo un país en crisis y presidiéndolo, es absolutamente perverso. Y ella que no dejó daño por hacer con su avidez, con su falso populismo, con su crónico cinismo; pretende volver. Todavía sigue riéndose de nosotros…

 

Se me da por volver a pensar en cuál es el futuro que tenemos deparado cuando volvamos a ser gobernados por un ser humano que  -a ojos vista- está fuera de sus cabales y que además no cree en la posibilidad de su cura pues afirmó en varias oportunidades no creer en los psiquiatras.  En fin… La desmentimos desde hace años. La criticamos desde sus comienzos. La padecimos. La cuestionamos desde siempre pero lamentablemente nuestras reacciones no se vieron (y quizá no se verán) reflejadas en las urnas, cosa que me lleva a imaginar que si no es porque somos masoquistas, es porque hubo fraude o si no, es por algo mucho peor: Es porque estamos tan mentalmente desquiciados como ella… Nuestra suerte está echada.

 

María Eugenia La Rocca