Emotiva carta de una médica a su padre

Escrita por la Dra. Julia Laviano.

Carta a papá.

Buenos Aires, miércoles 18 de marzo de 2020.

Hola viejo, espero que estés bien. Si te cuento todo lo que está pasando acá no me creerías. En diciembre del año pasado un chino se comió un murciélago y apareció un nuevo virus llamado Coronavirus. Un montón de personas se infectaron pero lo más llamativo fue que se murieron tipos como vos, no viejos, 60 años pá. A los gorditos diabéticos como vos, les va re mal.

Viste estos chinos como son. Se organizaron, armaron hospitales de campaña en dos días y cerraron las fronteras sin que les tiemble el pulso. Pero bueno, con todo esto de los viajes, el virus se empezó a expandir, llegó al norte de Italia y también a España. ¡Colapsó todo, papá! ¡Los agarró desprevenidos a los tanos y gallegos! ¿Podés creerlo? En los hospitales están eligiendo quién puede entrar a terapia y a quién no. Los dejan morir, papá. Es horrible todo.

Y en Argentina lo de siempre, pa. ¡Nos creemos invencibles! La gente que tenía viajes programados no los suspendió, se fueron a Europa igual porque el dólar a 80 y el 30% de retenciones no terminó de importarles. Sí, no me retes, no te conté lo del dólar antes, ya sé, lo hice para que no te preocuparas. Y a nosotros los médicos, nos tildan de exagerados. Tengo que serte sincera, a vos no puedo engañarte, inicialmente pensé que era demasiado. Después un colega infectólogo con más experiencia me contó, que siempre que hubo pandemias, a los médicos nos trataron de locos y exagerados, pero al final, terminamos teniendo razón.

Por suerte ésto nos está pasando este año y no en 2019. ¿Te acordás lo angustiada que estaba cuando el gobierno anterior desarmaba el Ministerio de Salud, bajándolo al rango de Secretaría? En ese gesto le quitaba presupuesto, capacidad de acción… La angustia era por muchas cosas, pero por esto también. Hoy tenemos Ministerio de Salud y al Ministro Ginés González García como capitán de barco. Dejame volver a decirlo, pa: Ginés González García. ¡Qué lujo! No sabés cuánto lo admiro. Alberto Fernández es presidente y él eligió a Ginés. Vos siempre fuiste milico, nunca te gustó demasiado el peronismo, pero te juro que estarías muy orgulloso del presidente que tenemos. Un tipo con lógica. Vos en su lugar hubieras tomando las mismas decisiones. Mirá qué diferencia, cuando en Italia —hace unas semanas— mandaron a la población a sus casas y cerraron fronteras, había 1000 infectados con este virus. Acá Alberto hizo lo mismo, pero con apenas los primeros 40 casos. Con todas las consecuencias económicas que esa decisión pueda tener. ¿Sabés lo que es mandar a todos los argentinos a sus casas? Todos, siempre, tienen algo que opinar y decir. Pero acá no queda otra. O lo hacemos para aplanar la curva, o nos vamos a infectar todos juntos. Necesitamos que se queden en casas, todos a la vez, necesitamos tiempo. Ganarle al tiempo. Porque sino, no vamos a poder con todos, no van a alcanzar los hospitales, ni los médicos, ni enfermeros, ni recursos. ¡No los vamos a poder atender!

A mí estos dos tipos me llenan de orgullo, vos seguramente hubieras aflojado y me darías la razón. Además esta ocurriendo algo maravilloso, ¡Los políticos se están poniendo de acuerdo y trabajan todos juntos! Los de nación, los de provincia, capital y los de Chacabuco también. Eso está buenísimo porque lo necesitamos siempre pero en este momento es determinante.

Alguna gente hace caso, pero otra no tanto. Se piensan que todos son imprescindibles. ¡Van al supermercado y compran papel higiénico en toneladas! ¿Entendés? Les decimos que se laven las manos y se queden en sus casas, pero ellos salen a comprar alcohol en gel. Compraron tantas botellas que los precios están por las nubes. Y ayer en las redes sociales la atacaron a mamá porque decían que en la farmacia lo venden caro. ¡Si supieran todo lo que hizo mamá para conseguir el maldito alcohol en gel para que pudieran tenerlo! Con todo este lío todavía tienen ganas de pensar en la economía, ¿podés creerlo? Mirá, si les cuento cómo vivo con lo que cobramos como médicos, no me creerían. Vos sí, porque me viste y me ayudan mucho con mamá. A mí, te digo la verdad, la plata no me asusta, hice un máster en vivir solo con lo necesario todos estos años. Ellos se preocupan por el futuro y la verdad que con todo este lío, ni pienso en el futuro, porque no se si va a haber y menos cómo va a ser.

Otra cosa. ¿Viste que había dejado de hacer guardias porque estaba muy cansada y después de trabajar de noche me tenía que quedar todo el día en el hospital y no tenía tiempo para estudiar? Bueno, te cuento que sé manejar respiradores, así que ya me compré ambo nuevo y las crocs las dejé de usar como pantuflas. Estoy usando mucho el auto que me regalaron con mamá. Lo agarro para ir al hospital de Chacabuco. ¿Te conté? Hace unos meses empecé a trabajar allá así que tengo que seguir viendo a mis pacientes ¡No hay uno que no te conozca y me cuente alguna anécdota tuya! Me gusta mucho trabajar alla.

Mamá está un poco preocupada por mí. Dice que en Europa se están infectando y muriendo muchos médicos. Le explico que no tiene que preocuparse, que voy a estar bien, que no soy grupo de riesgo y que es lo que me toca hacer. Pero vos sabés cómo me pongo cuando ando sin dormir, y además, te digo la verdad, como siempre mamá tiene razón. Me encantaría que estés acá para acompañarla.

También quiero contarte que no son todas pálidas por estos pagos. Parece que están valorando nuestro laburo. La gente piensa que somos héroes y nos aplauden de sus casas todas las noches. Si supieran lo que hacemos todos los días mientras nos tratan de cualquier modo. Me acuerdo que a vos no te gustaban los sindicatos, pero te soy sincera, todos estos años pensé que lo único que podía salvarnos era tener uno. Espero que cuando pase todo esto, no lo necesitemos, la gente no se olvide de nuestro trabajo y nos den mejores condiciones laborales.

Papi, el mundo es un desastre, pero estoy un poco emocionada, va a ser la primera epidemia que me va a tocar ser médica. La del 2009 estaba en la facultad todavía, y me mandaron de vacaciones a casa. Como no soy grupo de riesgo, esta vez me va a tocar trabajar, y mucho, como los últimos años, cuando estabas vivo y casi ni te vi porque tenía que cumplir con la residencia. Quizás me estaba preparando para este momento, no lo sé. En realidad siento que siempre me estoy preparando para algo. Vos me enseñaste mucho, pa. Me enseñaste el amor con el que tengo que tratar a los pacientes con cáncer. Esa materia no la daban en la facu.

Estos días, estuve llamando a mis pacientes oncológicos por teléfono —uno por uno— para que no vayan al hospital. Les pedí que únicamente que lo hagan cuando tengan que ir a su sesión de quimio. Todos tienen mi teléfono, me estoy volviendo un poco loca. Algunos no diferencian entre qué es importante y qué no. Pero bueno, como tantas veces, hay que respirar hondo y contestar con cariño.

Bueno, viejo, no quería extenderme y acá estoy: lo hice. Pero no voy a terminar esta carta sin contarte algo más que me esta pasando. Es muy difícil hablar en este momento de lo que nos pasa a nosotros, los médicos. No paramos de hablar del bicho este para que la gente sea consciente y haga su parte que es quedarse en sus casas. No quiero olvidarme de decirles gracias a vos y a mamá, por bancarme los años de estudio, y más que nada, mis ausencias, quizás era esto lo que se venía, y acá estoy lavandome las manos y poniéndole el cuerpo y alma a lo que venga. ¿Te acordás cuando era chica entraba de defensora a la cancha hockey? Bueno. Así. Ahora de grande, soy defensora y arquera a la misma vez. Va estar jodido este partido, pero es mi juego y me llamaron.

Sé que si me estuvieras acá, viéndome, estarías orgulloso de mí. Irías con el pecho inflado por todas partes, hablando emocionado de tu hija la dottora. Exagerando como siempre, es lo que tengo que hacer.

Te extraño siempre, pero estos días de cuarentena y aislamiento voy a estar ocupada y desentendida de algunas cosas importantes. Mantenete cerca de mamá y de los chicos que van a estar trabajando un montón en la farmacia. Te prometo que me voy a cuidar mucho y me voy a ocupar de ellos apenas pueda. Ahora me toca salir a la cancha.

Te daría mil besos y abrazos, pero mejor, te los escribo.
Te quiero mucho.

Julia

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