El macho inventado: Una mirada crítica a la masculinidad

“No se nace macho, no se nace varón, se llega a serlo” dice en esta entrevista, Gabriel Salcedo.

Educador, comunicador creativo y escritor. Orientador en Teología, Lic. en Estudios Teológicos, Orientador Familiar y Licenciado en Ciencias para la Familia & Estudios de Género. Conferencista en espacios educativos, empresas y municipios. Capacitador y generador de proyectos sociales. Profesor invitado en diferentes instituciones de toda habla hispana. Gabriel Salcedo asesor en masculinidades con perspectiva de género y autor de “El macho inventado”, dice: “No se nace macho, no se nace varón, se llega a serlo”. ‘La masculinidad es una invención malograda con una intención nefasta y, por ello, es necesario confrontarla y reconstruirla”.

Gabriel siempre tuvo una actitud de sospecha ante lo “natural” y lo “establecido”, conceptos sobre los que ha reflexionado durante muchos años. Deconstruye el estereotipo del macho que ha sido creado, difundido y enaltecido por el patriarcado: el hombre blanco, cristiano, de clase media y heterosexual. Esta deconstrucción es una mirada crítica a su propia masculinidad, a la que cuestiona, expone y reinterpreta.

Aquí, va extracto de la charla en donde el autor reflexiona sobre la masculinidad inventada y la evidencia tal como la ha visto y vivido a lo largo de su existencia:

Vivimos tiempos en donde muchos se están replanteando, repensando muchas cosas desde lo cotidiano, desde casa, la familia, desde los amigos. Hoy es muy grato asumir la responsabilidad y darnos cuenta que el problema no está afuera sino en nosotros mismos, y poder así reorientar nuestras pisadas, reflexionar sobre nuestras masculinidades y mirar de forma crítica nuestras prácticas machistas.

Hoy la sociedad demanda atender los derechos de diferentes colectivos, personas. Y en esta etapa de mi vida me identifico mucho acompañando desde mi lugar esto. La misma sociedad nos muestra y algunos movimientos evidenciaron las injusticias y la falta de derechos. Y ante esto tenemos dos opciones, tomar la posición de enfrentarse, criticar, decir esto no y quedarse en una posición rígida o flexibilizar, preguntarse, autocriticarse, reinventarse y tener una mente un tanto flexible y abierta para decir quizás esto debo considerarlo, un camino totalmente distinto a lo que venía transitando. Es caminar con otros grupos, encontrarse con otros grupos de personas que no conocía, que no sabía sus necesidades y su lucha por derechos.

¿Qué tal si nos disponemos a erradicar la violencia machista?.

¿Qué tal si nos interpelamos, cuestionamos y revisamos  nuestras masculinidades?

¿Qué tal si nos disponemos a de construirnos y criticar nuestras propias masculinidades?

¿Adiós a los machos Gabriel?

Todos somos parte de un sistema donde el macho esta en cada uno de nosotros. El macho no es el vecino, no es solamente el femicida, no es el violador o el abusador sexual. El macho es el que cree que la mujer es menos y por lo tanto merece menos dinero en el sueldo. El macho es el que desprestigia cualquier forma de lo ‘femenino’ como se dice generalmente, se lo estereotipa. El macho es el que no puede ver a una persona lesbiana, a una persona gay. El macho es el que le dice a su mujer que se calle porque no sabe lo que habla. El macho es el que se impone a otros machos porque la tiene más larga, porque tiene más laburo, porque gana más, porque tiene un mejor auto, la nueva Hilux última generación. El macho está en cada uno de nosotros, es la competitividad constante, es la búsqueda de tener la razón siempre. El macho está entre todos nosotros, el ‘gran macho’ está construido por este orden patriarcal, pero lo vamos construyendo en lo cotidiano, en lo poco, en como miramos, en como creemos que la otra persona es un objeto, en el fulbito cuando jugamos y le decimos al otro que patea como un ‘maricón’ o que corre como una ‘nenita’, esas pequeña cosas evidencian que todos tenemos esa sangre machista que es necesaria identificarla, reconocerla, trabajarla, tener la flexibilidad de decir que esto no está bueno, no está generando una sociedad más justa sino todo lo contrario, una sociedad que limitan derechos, una sociedad que cuando ve el movimiento de mujeres, los feminismos, en vez de ver un avance para la justicia social y en tanta otras cosas, se pone en la vereda de enfrente critica utilizando términos despectivos. ¡Ojo! el macho no está solo en los hombres, el orden patriarcal puede estar en hombres, mujeres y en cualquier tipo de orientación sexual e identidad sexual también. Ahora bien los hombres somos como las avispas, generamos miedo. La probabilidad que hay que una avispa te pique es 1 en 6.000.000 de personas. Pero vemos una avispa y generalmente nos corremos, nos paralizamos y tenemos ese miedo que nos pique, porque tenemos esa referencia que si nos pica puede ser grave. Las estadísticas dicen que de 3 mujeres 1 ha sido violentada por un hombre por lo tanto la mujer cuando ve a un hombre tiene la misma actitud que con una avispa, generamos miedo. La violencia no es solamente el acto, el femicidio, los extremos, los abusadores y los violadores, ‘SOMOS TODOS’, todos los ‘varones’ representamos esa violencia. El tema es replantearnos cuáles son esas pequeñas violencias que tenemos nosotros hacia otras personas, trabajarlas para que no sigan creciendo. El ‘varón’ que no habla engendra un violento. Por eso esos espacios para abrirnos como varones, para repensar nuestras masculinidades y mirar de forma crítica nuestras prácticas machistas, romper con el silencio, expresar nuestras emociones, ser sensibles y dejar de lado esa postura fálica de penes parados, de tener todo controlado esa lucha constante que no nos permite estar relajados y poder así hackear esa violencia machista que reside en cada uno de nosotros, aunque no tengamos síntomas, somos justamente “machistas sintomáticos y asintomáticos”. 

Los varones hemos sido socializados de forma patriarcal para competir y estar sobre las demás personas. Por eso, en estos días las reacciones que hemos visto y escuchado han sido con una actitud defensiva y ofensiva contra todo aquello que nos interpela, que nos cuestiona y que nos aleja del protagonismo.

También se ha notado una leve forma de ‘superioridad masculina’ representada por quienes creen estar ‘deconstruidos’, como si esa palabra fuese un signo, una estampilla o una medalla que nos pone sobre los demás varones. Otros tantos han impuesto sus ideas tratando de demostrar que saben más y que son aliados certificados por ellos mismos. No dejemos de nombrar a los silenciosos, que no se meten y son meros observadores.

Hasta que no nos cuestionemos la competitividad patriarcal seguiremos intentando ser mejores que otros, superiores, los que saben las cosas realmente.  Un pasito hacia el costado para reunirnos y darnos cuenta que el problema no está afuera sino en nosotros mismos, puede reorientar nuestras pisadas.



El proyecto basta es un espacio para repensar nuestras masculinidades y mirar de forma critica nuestras practicas machistas.


El miércoles 24 de marzo tendremos una reunión informativa y te contaremos las propuestas que tenemos para dialogar.

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Comentarios

  1. Para nada de acuerdo. Que burrada. Me gustaría saber estadísticas reales de cuántas mujeres menos murieron o cuántas menos son abusadas o maltratadas con esa DECONSTRUCCION SOCIAL que tanto pregonan…y que tanta platita les deja en el bolsillo..

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