De las propuestas a la acción: amar la trama más que el desenlace

Chacabuco se encuentra inmerso en clima electoral. Parece que desde que se instalaron las Paso, hay una campaña tras otra, casi sin separación. La táctica de auto-adjudicación de obras que se hacen con fondos públicos y la instalación de gobiernos paralelos no hacen más que reforzar esa sensación. Y aparte se encuentran las fechas en un elástico almanaque electoral, que fin de semana tras fines de semana nos traen acuarelas de lo que pasa en distintos puntos del país.

Es antipático decir que parece que no hay originalidad. Y que se insume más tiempo en destruir o atacar la postura ajena. Es el debate de los espacios mayoritarios. Saber que hizo cada uno hace décadas y no mirar como la foto de Chacabuco se ha ido desmejorando, en tono grisáceo, más para un recuerdo de Braulio de Miguel que para una ciudad imaginada por inteligencia artificial.

Hay puntos que no entran en debate. Se sobrevuelan, pero no pasan de ahí. Podemos enumerar algunos:

• Seguridad, y la ficción que se vuelve realidad. Chacabuco tiene problemas históricos de inseguridad y es cierto que las condiciones sociales potencian situaciones. También la impunidad y los presuntos actos de corrupción a nivel local y nacional son una tradición y crean la sensación de injusticia. Hace falta una propuesta adulta sobre estos temas. Hablar de transparencia tiene que tener sentido y no pasar como una expresión hueca. Estamos con toda la tecnología pasando por encima de nuestras vidas y no alcanzan los botones anti-pánico, las alarmas, las cámaras. Y encima la ficción:  cualquier similitud entre la Comisaría de rompe portones y episodios ocurridos en la de Chacabuco es mera casualidad. Como decían los manuales de periodismo hace décadas, los noticieros hacen ficción y la ficción copia hechos increíbles de la realidad. También podríamos repasar estadísticas sobre homicidios y encontrarnos con un montón de familias que nunca pudieron superar el dolor y encima sufren por el no esclarecimiento. Parece que habrá novedades sobre uno de los más recientes. Bienvenida sería esa noticia.
• Pobreza y paliativos. La alcancía del estado se ha descentralizado y la manipulación multiplicado. Para graficar que no todo sube, que no todo es inflación, anduvo una denuncia circulando primero por redes y después en el Concejo Deliberante (se dimensionó en   60 millones de pesos y se bajó a 14) de mercaderías varias para hacer la campaña electoral por parte del oficialismo. Así, que cada uno desentrañe cuanto era y que realmente pasó con esos fondos.  En una discusión que incluso desafía a los extremos políticos más clasistas, están los subsidios nacidos en la movida legítima del Frente Nacional contra la Pobreza (2000/2001) y que han mutado en decenas de asistencias sociales. Se han diversificado los planes, pero fracasado en su intento de bajar la pobreza. Así, uno observa personas no municipales recogiendo hojas, camiones descargando mercaderías en casas de buenos vecinos, ayudas para acá, ayudas para allá sin efectividad y con mucho de compromiso partidario. En la coyuntura y con la intermediación sana de Asistentes Sociales puede funcionar.  Sin control y por veinte años es un peligro y un fracaso.
• Agua. Y todas las problemáticas. En la parte técnica hay disidencias, pero no se profundiza en factores químicos, físicos, biológicos y bacteriológicos. Chacabuco crece para arriba, Chacabuco crece para afuera con dos problemas serios que parten desde el centro: cañerías muy viejas, manzanas que ven recargada su población por dos o tres edificios de alto y por otro lado, la extensión fuera del cauce de la ansiada y definitiva planificación urbana producto de excepciones y ordenanzas poco ordenadas. Este fue una de las discusiones destacadas del 2015 –en campaña electoral- y agenda permanente de centenares de vecinos ahora, que hablan más de cantidad que de calidad. De falta de agua más que de efectos de su consumo.

Estas inquietudes están tratadas desde una observación general y amplia que es lo que puede aportar un periodista. Es trabajo de quienes tienen representatividad darle contenido y deber, alguna vez, implementarlas.