Cierta vez en un retiro de hombres, oí preguntar al orador, “¿a quién alguna vez se le escapó el perro, gato o mascota? Todo el auditorio levantó la mano asintiendo, sin embargo el comunicador aseveró “a mí nunca me pasó”. En el ida y vuelta, los oyentes cuestionaron en voz alta “¿cómo que no?”, y el disertante justificó expresando: “¡porque nunca tuve!”
A nadie se nos puede escapar lo que no tenemos. Nuestras acciones, nuestras palabras y expresiones, son producto de quiénes somos y llevamos por dentro.
Jesús dijo “de la abundancia del corazón habla la boca”. Cuando herimos, o actuamos mal, nos justificamos con un “se me escapó”. Y nada se escapa, simplemente sale lo que hay en nuestro interior, alma, corazón o mente. Si hay amor saldrá amor, si hay odio, saldrá odio, etcétera. Eso evidenciaremos.
Cuando me preguntan ¿Qué es bendecir o maldecir? la respuesta es simple, maldecir es “decir mal”, bendecir “es decir bien”. Lo mismo sucede con nuestras acciones.
Que bueno preguntarnos ¿Bendigo o maldigo?
El resultado colectivo de una sociedad es la consecuencia del estado individual de sus miembros. Cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón, sin dudas solo seremos bendecidos y de bendición. ¡Espero decidas recibirlo!
Pastor Presbítero Mariano Rosato. Centro Cristiano Familiar.