Lucha por la soberanía, lucha antiimperialista que no pierde vigencia.
El 20 de noviembre de 1845 en la llamada vuelta de obligado al norte de San Pedro, provincia de Buenos Aires, se desarrolló un glorioso combate que aún con un resultado adverso para nuestra patria, marcó una página en la historia de la soberanía nacional, con héroes al mando del general Lucio Mansilla.
Mucho se ha escrito acerca de este episodio y por lo tanto vale la pena recordarlo. La escuadra anglo-francesa que ya tenía virtualmente bloqueado los puertos del río de la plata, trató de remontar el río Paraná. Su propósito era llevar auxilio a corriente a la sazón en guerra con Rosas y franquear a la entonces sitiada plaza de Montevideo, su aliada, el comercio del Paraguay y del litoral norte argentino, en perjuicio de nuestro interior y sus industrias incipientes.
Iniciada la ejecución del intento, ingleses y franceses aliaron su paso interceptado por barcos acoderados de costa a costa y por cuatro baterías y un bergantín listos para la defensa. El combate duró nueve horas. Torne, desde los restos de la Manuelita, efectuó el último disparo. El unitario Chivaler en memorable carta a Oribe decía “el estruendo del cañón de obligado resonó en mi corazón. Desde ese instante un solo deseo me anima, el de servir a mi patria en esa lucha de justicia y de gloria”.
San Martín dirigía una carta a Rosas, presidente de la Confederación, con palabras que hoy tienen plena actualidad para muchos políticos que rigen los destinos del país. Son los cipayos de ayer y de hoy. Lo que no puedo concebir, decía San Martín, es que haya americanos, hoy se diría argentinos cipayos, que por un espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española, una felonía que ni el sepulcro puede hacer desaparecer. La dignidad, el patriotismo y la decisión son imprescindibles para visualizar a los cipayos de adentro y a los enemigos de afuera.
El mejor homenaje a los compatriotas caídos de ayer y de hoy no reside en la liturgia o en la mistificación, sino en ahondar en sus razones históricas para obtener enseñanzas fructíferas para nuestras luchas actuales y del futuro. El Ateneo Arturo Jauretche Manuel Ugarte rinde homenaje a aquellos patriotas que ofrendaron sus vidas en la batalla de obligado. La gesta tiene hoy más que nunca actualidad. El pasado, si no se lo toma como ejemplo y enseñanza para el presente, como proyección hacia el futuro, puede ser una de las tantas formas de traición. Y en tal sentido, para nosotros, la batalla por la soberanía económica, cultural y política no es solo una reivindicación histórica, sino una apuesta a favor del porvenir.