Por mezquindades ajenas, esta fue la primera campaña en 15 años en la que no pude participar. Sin embargo, no puedo dejar de analizar un resultado que confirma lo que muchos ya intuíamos: cuando el oficialismo logra más del 50%, mientras las distintas expresiones opositoras apenas rondan el 20 o 21%, la conclusión es evidente.
Las peleas internas por cargos nos dividen en opciones respetables, sí, pero fragmentadas. Esa lógica de codazos solo conduce a lo mismo de siempre: perder.
Algunos estarán conformes por haber salido segundos, otros decepcionados porque creyeron que con ellos solos alcanzaba, y quizás haya quienes prefieran buscar culpables afuera antes que asumir errores propios. Todo eso es anecdótico si olvidamos el objetivo real: construir un proyecto serio de ciudad.
Ese camino solo será posible si, en los próximos dos años, dejamos de lado las diferencias menores, aprendemos a respetarnos y entendemos que podemos estar juntos aunque pensemos distinto. Luego, la ciudadanía elegirá democráticamente a quién debe encabezar, pero sobre la base de una unidad que respete la diversidad.
En lo que a mí respecta, me encontrarán en ese rumbo. Y estoy convencido de que los vecinos que nos apoyan, o que alguna vez confiaron en nosotros, esperan lo mismo: que trabajemos unidos para transformar positivamente la realidad de Chacabuco.
Alejandro Cieri