El ingeniero Lucio Feroldi, nacido en Chacabuco, vive desde hace cinco años en un pequeño pueblo de Australia, donde trabaja en la obra hidroeléctrica y de energías renovables más importante que se realiza en ese país. Desde allí conversó con Chacabuco en Red para contar cómo llegó a esa parte del mundo, en qué consiste la obra y sobre las costumbres argentinas que trata de conservar.
Lucio, que el jueves pasado cumplió 39 años, hizo sus estudios primarios en la Escuela N° 1 y la secundaria en el Colegio Nacional. Al recibirse, en 2004, se radicó en La Plata para estudiar Ingeniería Civil en la Universidad Tecnológica Nacional.
“Los primeros años estuve bastante entre Chacabuco y La Plata. Como muchos de mis amigos no se habían ido a estudiar, en esos primeros años me costó un poco. Así que viajaba bastante, también porque en esa época jugaba al rugby. Eso hasta que la universidad se puso un poco más exigente”, cuenta.
Su graduación como ingeniero fue en 2013 y poco tiempo después comenzó a trabajar.
“Cuando estaba terminando la facultad, alguien muy amigo de mi papá (Mario Feroldi), Horacio Cañeque, que también es ingeniero civil, estaba trabajando en Santiago de Chile. Ya en los últimos años de la carrera hablaba mucho con él y le iba preguntando mucho, y él me decía que me recibiera porque ahí siempre estaban buscando ingenieros. Así que ni bien me recibí mi primera experiencia fue en Santiago, con la compañía con la que sigo actualmente, que es italiana y que originalmente se llamaba Salini Impregilo y hoy en día se llama Webuild”, relata.
De Santiago de Chile a Mar del Plata
En Chile estuvo dos años trabajando en la expansión de una línea de metro. Luego regresó a la Argentina, trabajó para una compañía que tenía oficinas en Nordelta y tuvo un paso breve por Mar del Plata, donde trabajó con un amigo de la facultad y comenzó a hacer ingeniería en Seguridad e Higiene. En Mar del Plata fue donde conoció a quien hoy es su esposa, Martina. Igualmente, en la ciudad atlántica estuvo poco tiempo, ya que luego fue nuevamente convocado por Salini Impregilo para trabajar en la obra de saneamiento del Riachuelo.

“Ahí volví nuevamente con la compañía y estuve algo más de cuatro años con ese proyecto. En ese tiempo estuvimos radicados en Buenos Aires, donde nació nuestro primer hijo, Benjamín. Después, cuando casi estaba terminando el proyecto del Riachuelo surgió la posibilidad de venirnos a Australia para trabajar en la obra en la que estoy actualmente. En ese momento con mi mujer lo pensamos bien, investigamos mucho de Australia y pensamos que era una buena oportunidad para nosotros y para Benjamín por el tema del idioma, y hoy prácticamente maneja mejor el inglés que el español”, expresa.
El viaje se dio durante la etapa más restrictiva de la pandemia de covid-19. Lucio fue el primero en ir y luego de estar varias semanas en cuarentena, con hisopados cada dos o tres días, pudo salir a la vida australiana, que era mucho más abierta que en otros países,e instalarse en un pequeño pueblo. Hoy, a cinco años de haberse ido, cree que la decisión fue acertada.
“Me recuerda mucho a Chacabuco”
“Acá se vive muy bien. De hecho, la empresa para la que trabajo tiene sus oficinas en un pueblo bastante chico. Eso también me atrajo, porque veníamos de estar cuatro años en Buenos Aires, con todo lo que eso implica en cuanto al tránsito y la locura con la que se vive en las ciudades grandes. En este caso, este proyecto me da condiciones laborales muy buenas y si bien la obra está en un parque nacional que está a unas dos horas en auto, me toca ir cada tanto y la oficina trabajo en la oficina que está en el pueblo. Y este pueblo me recuerda mucho a Chacabuco, lo cual es un punto a favor muy importante”, dice.
El pueblo en el que viven se llama Cooma, tiene unos 7.000 habitantes y se encuentra a algo más de 100 km de Canberra, que es la capital del país. A su vez, Cooma es la capital de un distrito que se llama Snowy Mountain (Montañas Nevadas). Esa zona es la más alta de Australia, que tiene picos de más de 2.000 metros. Lucio señala que el pueblo es un punto de paso obligado para los habitantes de Sydney y Canberra que van a esquiar a las montañas. También para quienes van a las playas que hay en la región.
“Decía que me hace acordar a Chacabuco porque acá se da eso de conocerte con todo el mundo. Por ejemplo, a mí me gustan mucho los deportes y por jugar al fútbol o al basquet en distintos lugares, ya casi que me conozco a todo el pueblo. El cartero juega conmigo al fútbol, o el que trabaja en el banco o en el supermercado juega al basquet, es todo así”.
Buena parte de la población del pueblo son extranjeros, muchos de los cuales llegaron para trabajar en el proyecto hidroeléctrico.

“Hay una comunidad latina muy importante, que era más grande hace un par de años, porque el director del proyecto que estaba cuando llegué era un italiano que había trabajado mucho en Sudamérica, y había traído mucha gente de allá. Después ese director cambió y llegó otro que venía de trabajar en Qatar y en Dubai y trajo mucha gente de Medio Oriente. Además, acá hay una comunidad hindú muy grande, que deben ser la mayoría”.
“A través de 27 km de túneles”
-¿De qué se trata el proyecto en el que trabajás?
-Es la expansión de un esquema existente, que se llamaba Snowy 1.0. Ese fue el proyecto inicial, y en el que yo estoy trabajando se llama Snowy 2.0 y es como el siguiente capítulo. Es un proyecto de energía renovable y básicamente es como una gran batería que tiene como fin principal unir dos embalses que ya existían, los cuales se conectan a través de 27 km de túneles. A su vez, en el medio de estos embalses se construye una central hidroeléctrica que está como a unos 800 metros de profundidad. En el momento en que la demanda de energía del sistema es baja, el agua se bombea desde una presa que está en un nivel inferior hacia el nivel superior. Después, vuelve a pasar desde aguas arriba a aguas abajo, a través de esta central hidroeléctrica, cuando la demanda de electricidad es alta. Entonces, todo el tiempo está pasando agua de un embalse a otro y continuamente se genera energía y la misma agua se reutiliza en un circuito cerrado. Es la obra de energías renovables más grande que se está haciendo.
-¿Cuáles son tus funciones?
-Yo trabajo en el Departamento de Programación y Control y acabo de ser promovido a lo que se llama reporting manager. Mi función principal es la de generar reportes de producción tanto para el cliente como internos. También tengo que hacer otras presentaciones y reportes corporativos que los mandamos a la oficina central, que está en Roma.
-¿Cuánto falta para terminarla?
-Hoy el objetivo es que termine en diciembre de 2028, pero se puede extender un poco más. Así que quedarían algunos años más. Hay montones de túneles que se hacen con una técnica de excavación que es de perforación y voladura. En este proyecto tenemos cuatro máquinas tuneladoras que tienen unos 11 metros de diámetro y una longitud total de 200 o 300 metros. Son como unos edificios gigantes que van avanzando entre medio de la montaña y dejan el túnel construido.
-¿La idea de la familia es quedarse en Australia?
-Al principio no teníamos pensado venir por tanto tiempo. De hecho, no pensábamos que íbamos a estar 5 años. Hoy estamos un poco más asentados, hace un año y un poquito tuvimos una nena, que se llama Ema y nació en Canberra y el pueblo es bastante amigable para una familia con chicos en esta edad. Como decía, al ser un pueblo chico, de mi casa a la oficina estoy en 5 minutos. O sea que puedo venir a almorzar todos los días a mi casa, puedo llevar al nene al colegio, o ir a buscarlo, y si pasa cualquier cosa en casa, en 5 minutos estoy. Eso en Buenos Aires no nos pasaba. Al contrario, yo vivía en Palermo y la oficina estaba en San Telmo y tenía como una hora y media de viaje. Así que por ahora estamos bien, pero nunca se sabe. Recientemente, toda la familia de mi mujer, incluidos mis suegros, se mudaron a Valencia. Primero se fue un hermano, después la hermana, al poco tiempo los papás, o sea que a ella no le quedó nadie de la familia cercana en Argentina.

-¿Puede ser que en países como Australia quienes económicamente están muy bien son los trabajadores de oficios, como plomeros y electricistas?
-Sí. Acá hay mucho trabajo. No es un país que sea barato, porque todo cuesta comparado con precios internacionales, pero se gana muy bien, y esas profesiones son muy bien pagas. No sé cuánto tendrán que trabajar, pero en sí el australiano es bastante relajado, por así decirlo. No es que va a volverse loco o a trabajar demasiado, o a hacer horas extras. Ellos hacen lo que tienen que hacer, cumplen su horario y a otra cosa. Creo que eso es lo que nos distingue a los que venimos de otros países. Los que venimos de Sudamérica por ahí tenemos ese chip de dar un poco más o de tratar de resolver una cosa y no irse a su casa sin tenerla solucionada. Eso es como un diferencial con el personal local.
“El clima es muy parecido al de Mendoza”
-¿El clima es parecido al de la Argentina?
-Sí. Estamos en la misma latitud y las estaciones son exactamente iguales, con la particularidad de que en Australia empiezan el día 1 del mes y no el 21, como pasa en Argentina. Por ejemplo, el verano va a empezar el 1 de diciembre. Después, como es un pueblo que está cerca de la zona más alta de Australia, el clima es muy parecido al de Mendoza o esos lugares, en cuanto a que es más seco y bastante ventoso. Entonces, cuando hay un viento fresco que viene de la montaña, se siente. Y los días de mucho calor son pocos.
-¿Se extrañan la Argentina y Chacabuco?
-Sí. Yo extraño mucho a la familia, a los amigos y, sobre todo, a nuestras costumbres, como eso de juntarse y lo de las peñas y los asados. Igualmente, acá la carne es muy buena, lo mismo que el vino australiano, y me las he ingeniado para conseguir algún que otro corte de carne argentino, como entraña, o hacerme traer mollejas o chorizos del estilo argentino. También consigo asado en varias formas, ya sea cortado tipo banderita o en costillas más grandes. Así que cada tanto algún asado hagp. Aparte, a mí, por ejemplo, me gusta el fernet y acá lo consigo, o lo compro online en alguna página de Argentina y me lo hago mandar. O sea que sigo con las tradiciones, como el dulce de leche. Todas esas cosas en casa siempre hay. Aparte, salvo al principio, que debido al covid había muchas restricciones y no pudimos ir por un año y medio, después hemos ido todos los años a la Argentina. También hemos estado en Valencia. Últimamente también hemos comenzado a movernos dentro de Australia, para conocer un poco.