“Si el Garrahan se cae, se cae la salud pública pediátrica del país”

Villanueva se formó durante cuatro años en el Garrahan, ingresando en 2018 a través de un examen de alta exigencia y egresando en 2022. Hoy atiende en Chacabuco, pero sigue en contacto con colegas y amigos que aún trabajan en el hospital.

“La precarización laboral no es nueva, pero lo que está pasando ahora es gravísimo”, remarcó Paula. “Ver a médicos y médicas que fueron mis mentores llorando en televisión por un salario digno me duele profundamente”.

Consultada sobre lo que representa el Garrahan, Villanueva fue contundente: “Es un monstruo en el buen sentido. Es excelencia académica, compromiso humano y atención a la patología pediátrica más compleja de todo el país”.

Relató que en su paso por el hospital vio más niños con cáncer que sanos, acompañó familias en momentos de extrema dureza y aprendió que la medicina no es solo técnica, sino también empatía y contención. “Uno ahí no solo es médico. A veces sos el que le cuida el bebé a la madre cuando va a buscar comida. Estás con ella cuando recibe un diagnóstico devastador. Eso no te lo enseñan los libros”.

En medio de los reclamos por salarios dignos y condiciones laborales, Villanueva advierte que el Garrahan no es un hospital más. “Si el Garrahan se cae, se cae la salud pública pediátrica del país. No hay otro lugar con ese nivel de complejidad ni capacidad de respuesta”.

Rechazó además los argumentos que minimizan la importancia del personal no médico: “No sobra nadie. Los técnicos de imágenes, laboratorio, limpieza, administrativos, todos son esenciales. Sin ellos, no se puede atender”.

Y cuestionó con firmeza las declaraciones que buscan desacreditar a los trabajadores del hospital: “Cuando no hay respuestas reales, se recurre a la desinformación. Pero un residente trabaja más de 70 horas por semana por un sueldo que no le permite vivir. Eso es indefendible”.

Aunque evitó profundizar en cuestiones partidarias, Villanueva remarcó que hay temas que deben estar por encima de cualquier gobierno. “La salud, la educación y la ciencia no se tocan. No se discute el valor del Garrahan. Deberíamos estar orgullosos de tenerlo y defenderlo con uñas y dientes”.

Por último, hizo un llamado a la sociedad: “Lo que está pasando no es una película ajena. Es real, es urgente, y si no lo frenamos, los más afectados van a ser los chicos más vulnerables. Ojalá, como con las universidades, se encienda la alarma social. El límite tiene que estar acá”.

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