"ES ALGO MUY DESCONCERTANTE"

Santiago Palavecino: “Se está desmantelando la cultura argentina en general y el cine en particular”

El realizador chacabuquense reflexiona sobre la situación del Instituto Nacional de Cine y cuenta a lo que está dedicado en relación a su actividad.

Luego de haber dirigido seis películas y de participar desde distintas funciones en muchas más, el cineasta chacabuquense Santiago Palavecino hoy mira con desconcierto lo que está ocurriendo con la cinematografía nacional a partir de una serie de medidas implementadas por el gobierno nacional. No sólo eso, también intenta desentrañar cómo son los nuevos lenguajes del cine, a partir de los cambios que trajeron las plataformas, y los modos de acercamiento a ese género artístico por parte de los espectadores.

Lo que le preocupa especialmente, dice, es lo que está sucediendo con el Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales (Incaa), que se encuentra virtualmente paralizado. Igualmente, trabaja en distintos proyectos y continúa estudiando.

Luego de una experiencia inicial con “Los perfumes de la noche”, un film basado en un cuento de Haroldo Conti realizado en 2002, Palavecino dirigió “Otra vuelta” (2004), “La vida nueva” (2011), “Algunas chicas” (2013), “Sucesos intervenidos” (2014) e “Hija única” (2016). Actualmente, está con varias ideas en la cabeza.

“Ahora estoy entre Buenos Aires y Chacabuco, pasando bastante tiempo acá, y tratando de entender cómo es ser cineasta en la Argentina en esta época, que es bastante rara”, cuenta el cineasta.

-¿Por qué es bastante rara?
-Por varias cosas. Desde la pandemia a esta parte la forma de hacer cine cambió mucho y el desembarco de las plataformas ha cambiado mucho los hábitos y las formas de producción. Eso también ha producido un cambio en los lenguajes cinematográficos, que veo en los cineastas jóvenes argentinos. Y lo que también pasó es que hoy en día se está desmantelando la cultura argentina en general y el cine en particular. Hoy el cine está en una situación bastante absurda, por así decirlo, porque no se entiende muy bien el propósito de un Incaa que no financia películas, pero que sigue recaudando, porque el Fondo de Fomento, que se alimenta principalmente de un impuesto sobre las entradas de cine, sigue funcionando. O sea, la plata sigue entrando al Instituto de Cine, pero no se sabe para dónde va.

-¿Por eso es que se están haciendo pocas películas?
-Prácticamente no hay nada. Lo que hay es lo que hacen las plataformas. Desde que empezó esta gestión el Incaa hizo una especie de simulacro de concurso por el que va a aportar muy poco dinero a sólo ocho películas. Es un disparate total. Así que, no sé, es una situación muy desconcertante, porque no tiene mucho sentido lo que pasa. Y lo del ajuste no es cierto, porque el dinero sigue entrando.

“Fue bastante fascinante”

-En este marco, ¿seguís haciendo algo relacionado con el cine?
-Este cambio que comentaba de las formas de producción y de consumir cine de la gente nos dio mucha inquietud, en el mejor sentido, a un grupo de cineastas de varias generaciones. Así que en el 2020 nos pusimos a estudiar como cuando éramos jóvenes y nos dedicamos a repasar cosas que sabíamos y, sobre todo, a aprender las nuevas. Por ejemplo, estudiamos cómo se escribían y filmaban las series en todo el mundo. Durante 2020 nos dedicamos a ver cientos de series, muchos capítulos 1 pero también temporadas enteras o series completas. Creo que lo hicimos para tapar un hueco de formación que había, porque si eso era lo que venía, había que aprender a hacerlo. Fue bastante fascinante. De hecho, en algún momento yo tenía la idea de que muchos jóvenes que van a estudiar cine y que hoy en día, por ejemplo desde un pueblo como Chacabuco, sueñan con hacer una carrera audiovisual, tal vez primero consumieron series más que películas, u otro tipo de películas, más parecidas a las que circulan en las plataformas. Por eso, en un momento teníamos hasta la fantasía de armar un curso gratis para transmitírselo a los chicos, pero no tuvimos quórum.

-Si tuvieras la posibilidad económica de hacerla, ¿ya tenés una idea de película?
-Si, tengo un proyecto que de hecho estaba avanzando, y llevaba una etapa bastante interesante de desarrollo, pero la idea esta de que el Incaa está completamente cerrado, porque no es que está restringido ni reformulado en su lógica, sino paralizado, hace que incluso los inversores privados se retiren. Porque no se trata de hacer películas con dinero del Estado, que es otra patraña que se dice, y que no es cierto, porque en principio ese dinero es genuino, del consumo de la gente de cine, pero además los subsidios acompañan la inversión privada, no puede ser de otra manera, con el subsidio solo no se hace una película, los aportes privados son muy importantes. Pero hoy en día, ante semejante nivel de incertidumbre, no saben qué hacer, porque una película argentina va a un festival y no tiene apoyo, no se puede viajar, no hay nadie al que le interese. Por ejemplo, una película de un chico argentino ganó un premio en Berlín, el festival más importante de documentales lo ganó una cineasta correntina, y acá nadie se entera.

“Mucho tiempo no puede durar”

-¿Qué salida le ves a esto?
-Yo tiendo a pensar que esto mucho tiempo no puede durar, porque además hasta si se quiere hay una contradicción con lo que el Gobierno dice pensar. Dice que le interesa la entrada de divisas y la circulación por lugares no sólo de prestigio, sino también de dinero, y el cine es uno de ellos, uno de los más importantes. El cine argentino no sólo significó mucho prestigio y mucha circulación de la cultura, sino dinero. Como se dijo con mucha justicia, todos los técnicos que hicieron “El Eternauta” lo pudieron hacer porque antes hicieron decenas y cientos de películas más chicas. Si no, no hubieran sabido hacerlo. Bruno Stagnaro, el director de “El Eternauta”, empezó así: con un corto sobre Malvinas que se hizo a través del ciclo “Historias breves”, que financiaba el Incaa, y hoy, 30 años después, está retomando su idea de Malvinas en “El Eternauta”. Sin eso no sólo que no hay cultura, sino que no hay intercambio entre la cultura, el capital, es una pavada.

-¿Qué te pareció “El Eternauta”?
-Bien interesante. Me interesan las vueltas de tuerca que Stagnaro le aporta a la historieta original, que es extraordinaria pero pertenece a un momento histórico. El hecho de que Stagnaro le haya agregado esta capa de lo de Malvinas y, sobre todo algo que está presente en la primera temporada, y creo que va a estar mucho en la segunda, que son los viajes en el tiempo, me parece que enlaza mucho con un cierto gusto contemporáneo por la ciencia ficción. Eso en la primera temporada funciona y tengo la sensación de que en la segunda más aún, por lo menos eso es lo que promete.

-¿Qué película argentina o extranjera viste últimamente que te haya llamado la atención y la recomendarías?
-Hay una que me gustó muchísimo y es un objeto de arte que alcanza la máxima repercusión y se convierte en una fuente de ingresos y es la película japonesa “Drive my car”, de Hamaguchi, que ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera. Es una película completamente maravillosa, diría que de las mejores del nuevo siglo, y en algún momento estuvo en las plataformas. Con respecto al cine argentino, en la plataforma Max creo que todavía está “Trenque Lauquen”. Es una película independiente a la que en su momento le fue muy bien en el Festival de Venecia y está filmada en un pueblo como el nuestro. Es una película muy interesante y muy linda que está dividida en dos partes, porque dura como cuatro horas.

Comentarios