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Una bruma espesa y terrestre cubrió el horizonte esta semana en varias localidades de la Provincia de Buenos Aires, incluso se llega a notar en Chacabuco. No se trata de niebla corriente: es polvo levantado en la Patagonia que viajó cientos de kilómetros por el aire, impulsado por un vendaval que se originó en el sur profundo del país.
Hace pocos días, potentes ráfagas de viento en la Patagonia —algunas superiores a 150 km/h— agitaron la meseta seca, levantando sedimentos finos y acumulando una densa nube de polvo en suspensión. Este fenómeno meteorológico, aunque frecuente en zonas áridas del sur argentino, ganó dimensión cuando esa masa de partículas comenzó a desplazarse hacia el norte.
Según meteorólogos citados el viento permitió que esa nube (compuesta por arena, tierra suelta y sedimentos secos) avanzara hacia la costa bonaerense, alcanzando ciudades como Mar del Plata, Necochea y Tandil. Pero su viaje no se detuvo allí: los modelos estiman que parte del polvillo podría llegar también a zonas del interior de la provincia, incluso hasta Chacabuco.
