Molino Cañuelas | ¿La nueva Vicentín?

El principal molino harinero de Argentina, que cuenta con 11 plantas, una de ellas en Chacabuco, acumula deudas por u$s1.400 millones. Ofreció a los bancos acreedores un acuerdo extrajudicial para tomar el 80% del capital social, pero lo rechazaron.

La agroindustria de capitales nacionales y mayor procesador de trigo de la Argentina acumula deudas por alrededor de u$s1.400 millones.

Corría enero de 2018 y la empresa estaba endeudada por unos 760 millones de dólares y con proyecciones de seguir tomando deuda para ordenarse financieramente. Con la asesoría de Merrill Lynch, Aldo Navilli, dueño del Molino, diseñaba la salida de la compañía a las bolsas de valores de Buenos Aires y de Nueva York, una forma de recaudar unos 330 millones de dólares con los que reducir sus deudas bancarias.

Aldo Navilli

Sin embargo, dos olas de devaluaciones sacudieron al país y la IPO (oferta publica) con la que iban a lanzarse nunca tuvo los inversores suficientes, por lo que la empresa volvió a pedirles dinero a los bancos llevando sus deudas a los 1.400 millones de dólares, cuando se les terminó el financiamiento y comenzó una larga negociación con altibajos. En marzo del año pasado, el banco Macro directamente pidió la quiebra entre rumores de maniobras fraudulentas. Puntualmente, las especulaciones hablaban de hasta 300 millones de dólares retirados de las cuentas de la empresa y fuera del país. La empresa lo niega rotundamente.

En medio, en abril de 2019 recibió un préstamo de 6,4 millones de dólares en concepto por adelanto de exportaciones del BICE (Banco de Inversión y Comercio Exterior) –pese a que ya estaba en default– que le permitió sostener la actividad. Fuentes del banco en su momento aseguraron que este préstamo con las exportaciones como garantía le permitió al BICE reducir su exposición a Molino Cañuelas a 15 millones de dólares.

Los casi 40 acreedores -entre los que figura también el Banco Nación – que al igual que con Vicentin es el que más expuesto quedó-, el HSBC, Rabobank y el Galicia -el que le otorgó un crédito de 30 millones de dólares apenas días antes de que la empresa decidiera suspender los pagos-, designaron un representante para la negociación y el seguimiento de la empresa. Se trata del contador Juan José López Forastier, experto de agronegocios de Deloitte y que en Molino Cañuelas aseguran que solo es un veedor.

Según pudo saber el sitio La Política Online, con el Galicia las deudas ascienden a los 30 millones de dólares, con Rabobak a 15 millones y con el HSBC, a 50 millones de dólares.

Pero las negociaciones se trabaron porque los acreedores no están cobrando y no hay unanimidad entre los bancos respecto del curso de acción: forzar a Molino Cañuelas a a pedir el concurso de acreedores o directamente pedir la quiebra y liquidar Molino Cañuelas para poder recobrar el activo. Desde la empresa, con la asesoría de Lazard y Columbus, por el contrario creen que todavía existen “buenas posibilidades de llegar a un acuerdo privado”.

Además, se desmarcaron del caso Vicentin, al remarcar que la deuda es exclusivamente financiera y no tienen deudas comerciales con sus proveedores. Y remarcaron que en este período de negociaciones, “la empresa continuó operando normalmente a partir del aporte de los accionistas y del capital propio, manteniendo su posición de liderazgo de todos los segmentos de mercado donde opera.

En efecto, Molino Cañuelas es dueño de las marcas “9 de oro” de los famosos bizcochitos, de la harinas Pureza, Cañuelas, Trigalia y Molinos Florencia, la línea Mamá Cocina, los aceites Cañuelas y también de los panificados congelados que se venden a supermercados.

FUENTE: La politica online / Ámbito Financiero

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