Al cumplirse dos años del derrumbe del gimnasio del Club Bahiense del Norte, las familias de las víctimas realizaron el martes una manifestación ante los Tribunales de Bahía Blanca. Entre los participantes estuvo el abogado Sebastián Mazza, esposo de la chacabuquense Juliana Barquero, que fue una de las trece personas fallecidas aquel 16 de diciembre de 2023.
“Esto ha sido un camino largo en estos dos años. Parece mentira. En mi caso personal, siento que esto fue ayer. No puedo creer que han pasado 24 meses“, dijo Mazza en declaraciones difundidas por el sitio La Brújula 24.
Asimismo, destacó que, a diferencia de lo que ocurría cuando se cumplió el primer aniversario, hoy hay “un cuadro de situación jurídico mucho más sensato y más justo”, pues hay tres personas imputadas por lo sucedido. Ellos son Leandro Javier Ginóbili, hermano del basquetbolista Emanuel Ginóbili y presidente del club en el que se desplomó una de las paredes; una funcionaria llamada Laura Fabiana Soberon, que en el momento de la tragedia se desempeñaba como responsable del área de Habilitaciones de la Municipalidad; y un ingeniero, Pablo Gustavo Ascolani, que en 2014 y 2016 realizó un informe favorable sobre la estructura edilicia.
Mazza destacó el trabajo realizado en este tiempo por los abogados -entre los que se encuentra- que representan a los familiares de las víctimas. Además, repudió que en una reciente sesión del Concejo Deliberante bahiense se haya dicho que no hay normas que regulen la actividad de los clubes.

“Utilizar este tema para meterlo en la agenda política es triste”, aseguró, a la vez que rechazó de plano la idea de que la tragedia se haya producido por la ausencia de normas.
“Las normas están, y están para cumplirlas, y el principio republicano de gobierno indica que todos somos iguales ante la ley”, dijo, e hizo una acotación refiriéndose a Ginóbili, que en su actividad privada es productor de seguros: “Las normas están, lo que pasa es que no las pueden cumplir porque no quieren gastar y porque quieren hacerle un traje a medida a un señor que hoy está imputado y que tenía negocios con el Municipio”.
“De La Plata a Chacabuco”
En el final de la entrevista, Mazza recordó a su esposa fallecida.
“A mí me robaron mi vida. Mi mujer era mi vida. Mi mujer era la madre de mis hijos, mi compañera, mi esposa, la persona que conocí en unas vacaciones casi por casualidad, la persona que me llevaba a tomar un colectivo para ir a rendir una materia a La Plata y después tomarme otro colectivo para hacer otras ocho horas de La Plata a Chacabuco, para después volverme acá, durante cinco años. Era la persona con la que en los primeros tiempos no podíamos mirar televisión porque si pagábamos el alquiler no teníamos para el cable”, expresó.
El esposo de Juliana Barquero, que era docente, también señaló que ella era una persona que “hizo patria”, porque “dio clases en Cerri, en Villa Miramar, en Ingeniero White, en Aldea Romana, y sin ser de acá, conoció todos los rincones más vulnerables de esta ciudad y siempre con una sonrisa, y siempre con una zapatillita, con una torta o con unos caramelos para los pibes a los que les daba clase”.

“Entonces -siguió-, esto a mí me arrasó, me robó la vida, quedé anclado allá atrás, y estoy haciendo esto porque también tengo una responsabilidad hacia los demás, para ayudar, porque yo puedo defenderme siendo abogado, pero hay gente que no puede hacerlo”.
“Lamentablemente, hoy estamos acá, a dos años, lamentando las pérdidas humanas, pero es necesario que nos juntemos y que estemos presentes para que la sociedad tome dimensión que no sólo hubo trece fallecidos, porque también hay 18 personas que están vivas, pero con secuelas gravísimas de por vida y quedamos otros tantos, entre parientes de los heridos y de los fallecidos, que tenemos secuelas psicológicas, en el físico y en el estado de ánimo. Entonces, ¿cómo uno no va hacer esto? Uno trata de sobrellevarlo de la mejor manera, trato de ser equilibrado y de poder cumplir con mis hijos, que es lo único que me interesa ahora”, finalizó.
Mazza y su esposa chacabuquense, que tenía 51 años, eran padres de dos varones y una nena.