Allá por 2007 la vecina Laura Marconi unió su pasión por las motos con la ayuda social y desde aquel entonces realiza al menos un viaje anual a distintos puntos del país para llevar donaciones. Actualmente, se prepara para ir nuevamente a la provincia de Salta, donde hay centenares de comunidades wichi en las que en los últimos años enfocó la ayuda.
“Estoy muy cerca de cumplir 20 años de actividad social”, cuenta Laura, mientras prepara el viaje que viene. “En 15 o 20 días sale el camión número 31, que va a llevar unos 26.000 kilos, entre ropa de deporte y escuela para los niños, calzado, sillas de ruedas, alimentos, agua potable, medicinas, todo sirve”, dice.
Las campañas las hace a título personal. Para eso, cuenta con donaciones realizadas por la comunidad. Acepta todos los aportes, menos dinero. Según relata, hay una cadena “que ya está hecha”, en cuanto a que quienes colaboran suelen ser las mismas personas a lo largo de los años.
“Ya no hago tanta publicidad como antes pidiendo donaciones. Además, en Chacabuco los que colaboran son los mismos de siempre, a veces se suman más, otras veces menos”, señala.
El primer viaje fue al Impenetrable
Su primer viaje lo hizo en 2007, cuando llevó ayuda a comunidades tobas que habitan en el Impenetrable, en la provincia de Chaco. Durante más de una década, los viajes los hizo en su moto, que acompañaba a los camiones que llevaban las donaciones.
“Después de la pandemia ya no voy en moto atrás del camión, porque el viaje se hace menos ágil. Son 2.200 kilómetros hasta Santa Victoria, en Salta, entre Bolivia y Paraguay, y el tema es que si voy en moto me lleva seis días, porque la moto tiene una autonomía de 180 kilómetros, así que hay que parar muy seguido. Entonces, vamos con el camión y un auto de apoyo y en dos días y medio estamos allá”, explica.
Las donaciones que recibe no sólo son de la comunidad de Chacabuco. Por el contrario, en este viaje van a hacer una escala en Bell Ville, provincia de Córdoba, para cargar una importante ayuda que enviará la Fundación de Mario Alberto Kempes.
“De ahí nos vamos hasta Ceres, en la provincia de Santa Fe, donde también hay más de un chasis para cargar. Después agarramos por la ruta 34 y de ahí no paramos más, excepto para un descanso, y le metemos pata hasta Aguaray, que está 4 kilómetros antes del límite con Bolivia. Ahí doblamos a la derecha y nos quedan 90 kilómetros más para estar en el territorio del Chaco Salteño”, dice al detallar el itinerario.
“Se le dice Chaco Salteño por la cantidad de monte que tiene. También está el Chaco Formoseño, el Chaco Chaco, donde está el Impenetrable, y estaba el Chaco Santiagueño, que ahora está todo desmontado”, comenta. En esta ocasión, la descarga se realizará a 17 kilómetros de Rancho El Ñato, que es el pueblo del cantor Chaqueño Palavecino, y a 6 kilómetros de Marca Borrada, el paraje en el que se criaron Jorge Rojas y sus hermanos.
“Siempre necesitan”
Laura afirma que las comunidades wichi hoy están “como siempre”, en el sentido de que sus condiciones de vida no han mejorado para nada con el transcurso del tiempo. “Siguen ahí, con inundación, con frío, siempre necesitan. Por eso es que yo me quedé estable ahí con la ayuda. Este va a ser el camión número 16 que llevo al mismo lugar, porque no encuentro otro que lo supere en cuanto a necesidades”, dice.
Los wichi, cuenta, son 7.000 comunidades en un territorio de 69.000 hectáreas, que ocupa una importante área de la provincia de Salta. “Cada comunidad tiene un cacique, que es como el intendente del lugar y el responsable de las familias. Una de las comunidades es Alto de la Sierra, que está 90 kilómetros monte adentro, y después está La Curvita, que son 800 familias”.
Ahora Laura espera que se reparen algunos problemas mecánicos que tiene el camión para emprender el viaje 31. Mientras, agradece a la comunidad de Chacabuco por la ayuda brindada.
“La gente no deja de colaborar, por lo menos conmigo, quizás porque sabe que las cosas se entregan en mano, casa por casa, y eso es lo que vale, porque no se pierden”, expresa.
“Viajo sola, con 62 años”
Por otro lado, está planeando varios viajes en moto para participar en distintos encuentros.
“Tengo una invitación para ir en agosto a Sucre, la capital de Bolivia, y en ese mes también me invitaron a ir a un encuentro en La Rioja capital; en septiembre a Montecarlo, Misiones; en octubre a San Rafael, Mendoza, y otra vez a La Rioja en noviembre. Voy a ir a todos esos lugares porque ya me comprometí. Viajo sola, con 62 años. Así que aguanten las dos ruedas”, afirma en el final, y se despide enviando “un abrazo grande a todo Chacabuco”.