INGREDION: Un trabajo quirúrgico

Escapa de nuestro razonamiento, de nuestras posibilidades, pero el trabajo realizado por la cúpula de INGREDION es sin duda eso. Quirúrgico

Han logrado en apenas más de un mes el objetivo que tienen hace bastante tiempo:  Cambiarles las reglas a los trabajadores. Han sabido generar un clima en el que en su punto cúlmine terminó enfrentando a trabajadores con trabajadores, a familias contra familias, en definitiva, a vecinos contra vecinos. Tomar desde afuera una posición objetiva de esto, es realmente una misión imposible. Por un lado, los operarios despedidos, a los que no se le puede decir que la empresa es más importante que ellos y sus familias. Trabajadores sindicalizados y aportantes al SOERM, los que esperaban que el sindicato haga justamente lo que se esperaba de ellos: defenderlos. Y por el otro a los operarios que no fueron despedidos pero los que necesariamente necesitan de su sueldo para mantener a los suyos.

La estrategia, para el que la ha querido ver, fue clara. Todo empezó con trascendidos no oficiales de los despidos. Se difundieron listas de probables despedidos y ya la tensión dentro de la planta fue insostenible. A esto le siguió la confirmación de varios empleados que llamados por la gente de RRHH y avisados de la decisión de desafectarlos de la empresa, DEBIERON arreglar sus propios despidos, maquillado de “retiro voluntario”. Nada que acotar de los que accedieron a esta propuesta. No es sencillo estar entre la espada y la pared. No lo es para ellos, no lo es para los que quedaron, no lo es para nadie.

Las autoridades locales se pusieron en un primer momento al frente de los reclamos. Se reunieron con sus pares de Baradero, con funcionarios nacionales y hasta organizaron los festejos por el 1ero de mayo en la puerta de la fábrica.

Con el correr de los días y al ver que los ánimos estaban divididos y que la balanza social se inclinaba hacia la postura indeclinable de reapertura de la fábrica, se hicieron a un lado y dejaron que el conflicto fluya.

Generado este clima la empresa lanzó su estocada final. Hacer circular audios convocando a la gente a hacerse presente en una asamblea legitima de los trabajadores para presionar por el arreglo del conflicto. La amenaza fue clara, o se arregla o se cierra. Esta maniobra pudo haber terminado mal. Se vivieron momentos tensos en la reunión, que gracias a dios concluyeron ahí. Habían logrado lo que querían: el enfrentamiento entre sus pares. Y aunque esta asamblea termino con el compromiso de reincorporación de 9 empleados. Otros quedarán en la calle.

Veamos un poquito los números. Pensemos. Analicemos las variables. Ingredion acuso al inicio del conflicto problemas económicos. Bien, eso puede pasar, más aún en la Argentina de hoy. Pero eso no se condice con lo que realmente pasó. Ofrecerles a 400 trabajadores la suma de 44000 para volver a sus puestos de trabajo no parece la opción de una empresa con problemas financieros. La reincorporación de 13 de los trabajadores echados, tampoco. Claramente el objetivo de la fábrica era marcar la cancha de ahora hacia futuro con un nuevo convenio colectivo de trabajo y con un techo a las paritarias del %15 que para nada se condice con la realidad.

Tuvieron el momento, la situación económica y política del país justas para lograrlo. Perdieron 2 meses de productividad, pero ganaron una batalla que hacía muchos años lo trabajadores habían peleado, en la que el logro había sido tener las condiciones laborales que cualquiera quisiera tener.