Este 25 de mayo se cumplen cien años del nacimiento de Haroldo Conti, el escritor y periodista chacabuquense cuya voz sigue viva en cada página escrita y en cada memoria que lo recuerda. Nació hace un siglo en esta hermosa ciudad de la provincia de Buenos Aires.
Conti fue una figura esencial de la literatura argentina del siglo XX, cuya vida y obra quedaron truncadas por la última dictadura militar, pero cuya presencia sigue latente como símbolo de resistencia y sensibilidad.
Licenciado en Filosofía, maestro rural, guionista y autor de relatos inolvidables, Conti publicó novelas como Sudeste (1962), Alrededor de la jaula (1966) y Mascaró, el cazador americano (1975), obra por la que recibió el Premio Casa de las Américas y que fue, acaso, su despedida anunciada. Su literatura, profundamente ligada al paisaje y a las vidas del interior argentino, encontró en el Delta del Paraná y en la llanura pampeana sus escenarios naturales.
Pero Haroldo Conti no fue solo un narrador agudo de la realidad social: también fue un hombre profundamente comprometido con su tiempo. Durante los años setenta, se vinculó con el Partido revolucionario de los Trabajadores (PRT). Ese compromiso político y social atravesó su obra y su vida cotidiana. Escribía con y desde el pueblo, convencido de que la literatura también podía ser una forma de militancia, una herramienta para transformar el mundo.
El 5 de mayo de 1976, pocos días después del golpe de Estado, Haroldo fue secuestrado en su casa de Capital Federal por un grupo de tareas de la dictadura. Desde entonces permanece desaparecido. Su caso se convirtió en emblema de la represión cultural y política, y su figura fue reivindicada por organismos de derechos humanos, escritores, docentes y lectores que, año tras año, mantienen viva su memoria.
En este centenario, distintas actividades se realizarán en Chacabuco, así como en Buenos Aires y La Habana, donde su obra es reconocida como patrimonio de la literatura latinoamericana. Habrá lecturas públicas, charlas, reediciones de sus libros y homenajes impulsados por editoriales, centros culturales y universidades.
Recordar a Haroldo Conti hoy no es solo un acto de justicia. Es también un acto de amor por la palabra, por el compromiso, por esa manera suya de narrar el mundo con ternura, lucidez y profundidad. A cien años de su nacimiento, Conti sigue navegando.
Una anécdota, contada muchas veces por nosotros los chacabuquenses, ilustra su amor entrañable por su ciudad natal y ocurrió durante la entrega de un premio. En la ceremonia, cada escritor se presentaba indicando su país de origen. Cuando le tocó el turno, él no dijo “Argentina”, sino simplemente: “Haroldo Conti, de Chacabuco”. Así reafirmaba con orgullo que su pertenencia, antes que nacional o continental, era a esa ciudad del noroeste bonaerense que marcó su identidad para siempre.
Este es el video que realizamos desde Chacabuco en Red para recordarlo:
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