Este viernes se encontraban en su parte final los trabajos de hidrolavado de la iglesia San Isidro Labrador. Las tareas comenzaron hace una semana y están a cargo de una empresa de la localidad de Centeno, provincia de Santa Fe, la cual estará unos días más en Chacabuco, pues también fue contratada para hacer el lavado del frente del edificio del Banco Nación.
La empresa de hidrolavados se llama M. Kurgan. Sergio, el padre del titular de la firma, contó que desde hace años que realizan estas tareas en edificios de todo el país. “Nos dedicamos a hacer hidrolavados, limpiezas, impermeabilizaciones y también pinturas”, comentó. Centeno está a unos 400 km de Chacabuco, aunque no vinieron desde allí, pues se encontraban haciendo trabajos en la zona. La llegada fue el sábado pasado y ese mismo día comenzaron con la limpieza.
“Lo que primero se hizo fue pasarle un antihongos para eliminar todo el moho, el verdín y la suciedad que había en la superficie. Luego se hizo el hidrolavado y una desinfección con cloro para dejar todo como debe ser. Trabajamos en la cúpula, las cuatro caras del campanario y el frente de la iglesia”, explicó Sergio, y dijo que la parte externa del templo presentaba mucho moho y verdín, los cuales tapaban algunas grietas “que antes no se veían por la falta de mantenimiento”.
El ascenso hasta la cúpula de la iglesia, que tiene una altura de 42 metros, no fue una dificultad para ellos. “Tenemos cero problema con la altura. Estamos acostumbrados porque vivimos de esto. Yo hace 28 años que me dedico a este trabajo”, expresó el integrante de la empresa. Según contó, en estos años han hecho tareas similares, entre otros muchos edificios, en la iglesia de Itatí de Corrientes, en la catedral de Mercedes y, allá por 1997, en la basílica de Luján. “Con esto recorremos el país, porque hemos estado en Misiones, La Rioja, Salta, Córdoba, por todos lados…”.
La especialidad de quienes trabajan en M. Kurgan es la limpieza de iglesias y otros edificios de altura, pero cuando no tienen tareas de ese tipo, dijo Silvio, se dedican a hacer casas “más bajas”, algunas de ellas de campo.
“No usamos luz eléctrica, porque tenemos grupo propio. Lo único que necesitamos es una canillita de la que salga agua, lo demás corre por cuenta nuestra”, expresó.
Antes de llegar a Chacabuco, la empresa trabajó en el hidrolavado del frente de la iglesia de Baigorrita, en el partido de Junín, y en la casa sacerdotal de O’Higgins. Cuando terminen sus trabajos en nuestra ciudad, su próximo destino será Los Toldos. “Estamos siempre trabajando. Yo me dedico a ofrecer el servicio donde veo que hace falta, ya sea una parroquia, un colegio, una municipalidad, una casa particular. Donde veo que hace falta, me acerco y ofrezco el servicio”, afirmó Sergio, y consideró que para que un edificio tenga un buen mantenimiento los trabajos como los que se hicieron en la iglesia deben realizarse “cada ocho o diez años”.