Julián Dabien nació en Chacabuco, estudió en la Escuela Técnica y, al terminar la secundaria, partió a Buenos Aires para seguir su pasión: la fotografía. Así comenzó una carrera que lo fue llevando, de a poco, al mundo del cine. “Empecé metiéndome de a poco como eléctrico, porque era lo que conocía. Iba a la casa de fotógrafos que daban clases y me fui armando una carrera técnica y estética”, relató en una entrevista con Chacabuco en Red.
En sus primeros años en la capital, mientras trabajaba en gastronomía para sostenerse, vivió un episodio que marcaría el rumbo de su carrera: “Un día fueron a filmar una película española al restaurante donde trabajaba. Hice un bolo como actor junto a Leonardo Sbaraglia en El corredor nocturno, sin tener idea de qué se trataba. Ahí me di cuenta que lo que me fascinaba eran las luces y ese mundo del cine. Empezó a picarme el bichito de la dirección”.
Así fue como dejó todo y se mudó a Salta, donde comenzó a dirigir cortometrajes. “Me metí en concursos de fomento allá y fui ganando experiencia. Un día una productora me acercó un guion y terminamos codirigiendo una película: El Maestro, que se puede ver en Cinear”, contó.
Ahora, Dabien se prepara para filmar su segundo largometraje: El corazón es un músculo errático, inspirado en una historia personal y recientemente ganador del concurso de financiamiento del INCAA. “Es una ficción basada en vivencias mías. Trata sobre Mavi, una niña de 13 años, su madre fisicoculturista y su hermanita. Ambientada a fines de los 90, en los monoblocks de la periferia de Salta, muestra cómo atraviesan una odisea familiar rumbo al último campeonato amateur de culturismo”, explicó.
La película aborda temas como los vínculos familiares, la violencia, el humor, la maternidad invertida y la supervivencia emocional. “Habla del vínculo madre-hija, de una nena que tiene que convertirse en madre de su madre y de su hermana para mantener la salud emocional del entorno”, describió.
La producción fue seleccionada en dos instancias clave: primero, en el concurso de desarrollo Raymundo Gleyzer —donde reciben tutorías de guion, dirección y producción— y luego en el concurso de financiamiento del INCAA. Sin embargo, Dabien es consciente del contexto adverso que atraviesa el cine nacional: “Hay una desfinanciación muy grande y una incertidumbre enorme sobre cómo va a seguir. Para mí, poder filmar hoy en Argentina es un privilegio y una responsabilidad muy grande. Es muy complejo, pero no hay que bajar los brazos”.
El apoyo estatal no cubre todo el presupuesto, por lo que están trabajando en coproducciones con Uruguay y Brasil. “La idea es sumar postproducción técnica desde Uruguay y un actor secundario brasilero”, detalló.
Uno de los principales retos de la película es el casting, especialmente el de la protagonista. “Necesito una madre físicoculturista que sepa actuar. Es muy complejo. Estamos evaluando dos caminos: una actriz que se entrene como físicoculturista o una físicoculturista real a la que entrenemos como actriz. Estamos trabajando con María Laura Berch, una reconocida directora de actores, para diseñar ese proceso”, explicó.
Desde el momento en que se firme el contrato, el equipo tiene un año para filmar y 18 meses más para entregar la copia final. En este momento, están en la etapa previa a la preproducción: “Estamos construyendo la agenda, el casting, el scouting técnico. Aún no se rodó nada, pero tenemos todo por delante. Queremos estar a la altura”.
Dabien, remarcó la importancia del fomento al cine argentino: “El cine argentino está en crisis, pero seguimos insistiendo. Nos volvimos a presentar y ganamos. Ahora vamos a darlo todo”, finalizó.
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