Mientras continúa la tensión entre Israel e Irán, la vida cotidiana para quienes residen en la región se ha transformado en una rutina marcada por alarmas, refugios y una constante alerta. Fernando Duarte, un chacabuquense que vive desde hace seis años y medio cerca de Tel Aviv, comparte cómo se vive día a día en medio del conflicto.
“La situación es difícil y bueno, cada vez empeora más”, confiesa Fernando, quien relata que las noches son especialmente complicadas. “Nadie puede dormir porque la sirena suena entre la 1 y las 3 de la mañana”, cuenta. Esa interrupción del descanso afecta directamente la vida laboral: “Esta semana trabajé dos días nada más. Normalmente trabajamos de domingo a viernes”.
El sistema de alertas es preciso pero implacable. “Primero llega un mensaje al celular que le llega a todo ciudadano, y después de entre cinco y diez minutos suena la alarma”, explica. A partir de ese momento, los residentes tienen otros cinco minutos para refugiarse. “Depende de la situación, a veces hay que quedarse más tiempo si siguen lanzando misiles”, agrega.
Fernando vive en planta baja y tiene un búnker a pocos metros: “Está bajo la escalera del edificio, lo compartimos con el edificio de al lado. Es rectangular, tiene dos puertas que se cierran desde adentro y sillas para esperar”. Aunque los supermercados siguen funcionando en horarios normales, la vida pública está paralizada: “Las escuelas están cerradas, y no se puede andar paseando. Tenés que estar siempre cerca de un búnker por las dudas”.
Pese a la amenaza constante, el comportamiento de la población es diverso. “Hay gente que anda como si no pasara nada, incluso va a la playa. Pero cuando suena la alarma, inmediatamente va a buscar refugio”, asegura. Incluso los turistas, alojados en hoteles cercanos a la costa, siguen en la zona pese a la tensión.
Fernando considera que este conflicto es “más fuerte que el anterior con Palestina” debido a la tecnología bélica utilizada. “No son los mismos misiles, estos son misiles balísticos. Según las noticias, el 10% más o menos ha impactado en algún lugar: hospitales, barrios, y también en zonas militares”, detalla.
Sobre Irán, expresa preocupación por las capacidades nucleares del régimen: “Tienen abundancia de uranio y estaban creando la bomba atómica. Se dice que podrían construir ocho o nueve bombas nucleares, y habían anunciado que eran para Israel”.
A pesar de todo, Fernando mantiene una visión positiva del país que eligió para vivir. “Israel es un país maravilloso, muy lindo. Tiene seguridad, acá no te van a robar, eso no existe. Y la gente es muy buena, me han tratado muy bien”, afirma.
Aunque reconoce que la situación es triste, intenta mantenerse sereno: “Uno se acostumbra. Afortunadamente, nunca estuve en una situación de peligro real. Mi familia en Argentina se preocupa, pero estando acá, uno lo lleva más tranquilo”.
El mayor desgaste, admite, es la falta de descanso. “A las cuatro de la mañana suena la alarma, tenés que levantarte e ir al búnker, y se te corta el sueño. Pero bueno, hay que cuidarse”.