El gobierno bonaerense habilitó en abril la caza de jabalíes, por considerar que se trata de una plaga que provoca daños en los suelos, la vegetación y la fauna de la provincia, además de ser una potencial transmisora de enfermedades. La resolución se tomó en virtud de la proliferación de ejemplares que hay en distintos municipios. Chacabuco y la zona aún se encuentran poco poblados por esta especie. Lo que es más frecuente, al menos por ahora, es la presencia de pumas.
“Yo no he visto jabalíes, pero sí encontré muchas huellas, las cuales he fotografiado”, comentó Roberto Muñoz Falcioni, especialista en aves y en fauna silvestre de Rawson, para quien se trata de una plaga que, como en el caso de los estorninos pintos, “no hay forma de erradicar”.
Por su parte, Carlos Veleche, exjefe de Defensa Civil, señaló que en nuestra zona “hay más pumas que jabalíes”, y también mencionó que en ciertos campos del sector este del partido se suelen ver ciervos gama, también conocidos como bambis, los cuales estaban originalmente en una chacra de Carmen de Areco y algunos escaparon y comenzaron a reproducirse.
Veleche comentó que en provincias como Entre Ríos hay problemas serios con los jabalíes, y también son plaga en la zona de Ameghino, así como en la de Laboulaye. “Y algunos llegan hasta acá”, dijo. De hecho, comentó, en estos años han aparecido algunos en las cercanías de La Spada.
En tanto, el productor Julio Daffunchio, de O’Higgins, expresidente de la Sociedad Rural de Chacabuco, informó que en esa zona no hay presencia de jabalíes, pero sí periódicamente se escuchan historias de pumas que atacan a caballos o a animales domésticos, como perros y gatos.

Daffunchio, que también es un estudioso de la fauna silvestre, señaló que los jabalíes han venido avanzando “de sur a norte” y desde hace muchos años son plaga en la zona de Carmen de Patagones, así como en municipios de la costa atlántica. También en las serranías de Balcarce y Tandil. Según afirmó, los ejemplares de esta especie que se pueden ver en la provincia de Buenos Aires no son jabalíes puros, sino que provienen de alguna cruza con cerdos de criaderos. Por eso algunos los llaman chanchos salvajes.
En las cercanías de O’Higgins y campos que lindan con el río Salado hubo mucha presencia de carpinchos, pero, según el productor, debido a los años de sequía que hubo recientemente fueron quedando muy pocos. “Al último carpincho lo vi hace seis meses”, comentó Daffunchio, para quien la llegada de esa especie fue la que hizo que regresaran a la zona los pumas, que son sus depredadores.
Volviendo a los jabalíes, el expresidente de la Rural dijo que se han convertido en una plaga a nivel mundial y los gobiernos destinan cuantiosos recursos para tratar de reducir su presencia, lo cual no resulta fácil, pues se trata de una especie “muy rústica”. Tan así es que en épocas de hambruna suelen comerse la carne de sus congéneres muertos o de pelearse entre ellos para engullirse al que es derrotado.
Según la Asociación Argentina de Ecología, el jabalí y el cerdo silvestre se encuentran entre las especies exóticas invasoras más dañinas y ampliamente distribuidas en el mundo. También considera que si bien se trata de una plaga, puede “impactar positivamente”, ya que permitiría realizar actividades “como la caza deportiva y la obtención de carne y derivados”.
Daffunchio y Veleche coincidieron en que la carne de jabalí es muy similar a lo que era antiguamente la de cerdo, antes de que comenzaran a producirse animales de líneas genéticas con menor presencia de grasa. Eso sí, antes de consumir carne de jabalí -sobre todo si se la consume en forma de chacinados-, como en el caso de los cerdos, hay que realizar los correspondientes análisis de triquinosis.