SOLICITADA

Emotiva carta de una chacabuquense que sufrió un ACV

Publicación pedida de Yessica Suárez.

“Quería compartir unas palabras y hacer un enorme agradecimiento a todos los que nos ayudaron durante este tiempo.
Soy la de la foto, y hace un año estuve muy grave. Hoy, ya en casa, más allá de todo, estoy muy bien. Escribí este mensaje para ustedes, que estuvieron ahí.

Hace un año, mientras yo apenas respiraba, pedían por mí para que siguiera con vida. Recuerdo cuando mis papás me decían: “Mucha gente nos está ayudando”. Hoy, después de haber estado internada en muchos lugares, vuelvo para agradecer.

Gracias a todos los que ayudaron a mis padres, permitiéndoles acompañarme en cada momento. Gracias a esas personas del pasado que me vieron crecer y volvieron a aparecer en mi vida. Incluso a quienes no conocíamos, pero estuvieron más presentes que aquellos que se hacían llamar amigos.

Gracias también a los enfermeros y mucamas del ala 3, quienes me cuidaron y protegieron durante medio año en el hospital.
Gracias a mis tíos que viajaron desde lejos para verme, sabiendo el esfuerzo que implica tener familia a la distancia.

Sufrí un ACV isquémico troncal. Eso cortó toda la comunicación entre mi cerebro y mi cuerpo: ya no puedo hablar ni moverme voluntariamente. A esto se lo conoce como síndrome de enclaustramiento incompleto.

Agradezco seguir teniendo mi mente intacta. Perdí todo, menos eso. Estuve lúcida en todo momento, y hasta siento que cognitivamente estoy mejor que antes.
Pero hoy soy como un bebé de 24 años: tengo que aprender todo de nuevo. Mover un dedo es un logro. Es empezar de cero.

Nunca supe por qué el ACV fue tan progresivo. Un domingo, temprano, entré descompuesta a un boliche, con un fuerte dolor de cabeza, y poco a poco entré en coma. En Junín ya sospechaban de un ACV, pero muchos médicos se negaban al diagnóstico. Viajamos a otras ciudades buscando una respuesta que ya teníamos a la vista.

Pasé situaciones que no le deseo a nadie. Momentos de desesperación, dolor e impotencia, sin poder hablar para explicar lo que sentía. Pero logré salir adelante, contra todo pronóstico.
El hecho de estar viva es un milagro.

No hay una razón concreta del porqué ocurrió, pero se hace énfasis en el estrés, los nervios, el desorden emocional que vivía. Muchos pensaban que tenía una relación sana, y no era así. Pocos sabían que por dentro me moría de angustia, atrapada en vínculos que me consumían y no podía soltar.

Rodearse de personas tóxicas hace que tu vida se vuelva igual. Y los daños psicológicos existen. No permitan que nadie se burle o haga comentarios sobre su cuerpo: no saben lo que puede esconderse detrás de una sonrisa.

Todo cambió para mi familia y para mí por haber priorizado a terceros. Nadie hará por vos lo que vos hacés por ellos.
Y aunque pasé cosas horribles, me quedo con lo bueno: esto me permitió conocer personas que valen la pena, muy diferentes a las que conocía antes.

Vuelvo a agradecer de corazón toda la ayuda que recibimos.
Los milagros existen, y creo que suceden gracias a todas esas personas que rezaron por mí.

Aunque no soy la misma de antes, mi alma está en paz.
Y si te sentís agobiado o agotado, soltá lo que te duele antes de que tu vida se arruine.

Hoy festejo estar viva.
Y brindo por esos padres que lo dan todo por nosotros, que no nos sueltan la mano y nos acompañan siempre.

¡Feliz día para ustedes, papás!
(Aunque llegue tarde, estuve internada en Buenos Aires y apenas tuvimos tiempo para celebrar)”
Yessica Suárez

Comentarios