“LA VIDA SON PROYECTOS”

El empresario chacabuquense que quiere llevar el salame quintero de Mercedes a todo el país

Este año inauguró en esa ciudad una fábrica de elaboración de chacinados en la que trabajan varias decenas de personas.

Un empresario nacido en Chacabuco inauguró este año una fábrica de chacinados en Mercedes. Su nombre es Pablo Colaneri y tiene como objetivo que el famoso salame quintero que se elabora en ese partido sea consumido en todo el país.

Colaneri tiene 48 años, es contador y sus padres son Magdalena y Jorge Oscar Colaneri, fallecido en febrero de 2021, que fue durante mucho tiempo camionero y también estuvo al frente de la seccional Chacabuco del Sindicato de Choferes.

En una reciente entrevista con el programa “Por la vida”, de Argentinísima Satelital, el empresario recordó que en su niñez le gustaba más el fútbol que la escuela.

“Fui siempre un alumno regular, ni bueno ni malo, trataba de cumplir porque no me gustaba. Yo quería jugar a la pelota, pero atrás estaba mi mamá, que quería que estudiemos, porque siempre bregó por un futuro mejor para nosotros. Así que siempre andaba atrás para que seamos más educados y que podamos tener nuestra oportunidad”, dijo el exvecino, que tiene una hermana un año mayor, y recordó que su infancia era llegar de la escuela y “agarrar la pelota” para irse “con los pibes del barrio” a jugar en un potrero, o a andar en bicicleta o “a colgarse de una planta para sacar mandarinas”.

“Era muy sano. En Chacabuco nos conocíamos todos. Mi papá no estaba porque era camionero, pero los vecinos nos cuidaban y estaba la tranquilidad de que todos los vecinos eran como padres postizos”, señaló Colaneri, que tuvo palabras de gratitud hacia sus padres.

“No rendirse nunca”

“Ellos fueron los mentores de que las cosas hay que ganárselas con trabajo y con mucho esfuerzo, y que nunca hay que bajar los brazos. Eso es lo principal que me ha quedado, no rendirse nunca, en todos los aspectos de la vida, porque cuando era pibe yo entrenaba para llegar a ser futbolista, pero uno tiene que tener los pies sobre la tierra y ser consciente de que a veces, cuando algo no se puede, hay que intentar por otro camino”, expresó.

Acerca de su padre, a quien le decían Cubillas, recordó que siendo joven también había sido futbolista, y jugó en Argentino en la misma época que Daniel Passarella. “Eran muy amigos y, como mi papá era camionero, en las primeras épocas en que Daniel estaba en River lo llevaba y lo esperaba cuando practicaba”.

Avanzando en el tiempo, cuando cumplió 17 años su padre le planteó una disyuntiva: “Me dijo: ‘vas a tener que decidir: o te vas a estudiar y te forjás un un futuro o te subís a un camión conmigo’”, recordó. Su decisión fue irse a Buenos Aires a estudiar contador público.

Ya recibido, ingresó a trabajar en una empresa multinacional. Allí, hace dos décadas, conoció a quien luego sería su esposa, Joana, una cordobesa que estaba en el área de Recursos Humanos. La pareja vivió en Buenos Aires durante sus primeros años de matrimonio. Allí nació el primer hijo, Pedro, que hoy tiene 14 años. Por esos tiempos ya tenían relación con Mercedes, pues Colaneri había abierto en esa ciudad una franquicia de la marca de indumentaria Kevingston.

“Veníamos todos los fines de semana”

“En 2006 trajimos la franquicia. La ciudad, a la que ya conocíamos, nos gustaba, después compramos una quinta, y así se fueron sumando cosas hasta que cuando nació nuestro segundo hijo, Felipe, que hoy tiene 13 años, decidimos quedarnos a vivir porque ya veníamos todos los fines de semana”, relató el chacabuquense, que destacó el apoyo que recibió de su esposa en todos los emprendimientos que encaró durante estos años.

“Ella siempre fue mi compañera incondicional. Obviamente, sin ella no podría haber hecho lo que hice”, afirmó, además de señalar que el matrimonio también tiene una hija, llamada Antonia, de 9 años.

En los años siguientes a la radicación en Mercedes, el exvecino incursionó en distintas actividades. Así surgió la posibilidad de ingresar al rubro de la carne.

“En un momento tenía una empresa de logística y se me estaba yendo un poco la vida con eso, y como no le tengo miedo a los cambios y a las transformaciones, un día me dije que la iba a vender y a redirigir el futuro hacia otro lado. En ese tiempo como contador estaba asesorando a un par de frigoríficos y uno de los dueños me dijo ‘¿por qué no te armás una carnicería y empezás?’. Y así fue, le hice caso, arranqué, me gustó el rubro, porque me parece muy interesante todo el tema de la carne y del consumo”, contó.

El comienzo fue con un negocio en el que se vendía exclusivamente carne de cerdo. “Así ingresamos al rubro. Después abrimos una segunda carnicería y hoy tenemos siete sucursales, y agregamos carne vacuna y pollo”, comentó. El siguiente paso fue la elaboración de chacinados. Así lo relató Colaneri:

“Hace cuatro o cinco años había alquilado un lugar donde queríamos producir chacinados. Estábamos casi terminando con las habilitaciones y uno de los veterinarios que trabaja para el Ministerio de Agroindustria me dijo ‘acá vas a laburar incómodo y no vas a poder desarrollar lo que vos querés’. Generalmente, cuando me dice algo una persona que sabe y me lo dice bien, tomo esos consejos. Así que dejé el proyecto en stand by y me propuse buscar algo acorde a mis expectativas y que nos permitiera hacer un producto de acuerdo a lo que quería. Igual me registré la marca, que era La Trocha, que es algo que se identifica con Mercedes, porque acá tenemos la Estación La Trocha desde 1908, que es muy conocida”.

“El salame mercedino es inigualable”

“Así que junté el salame mercedino, que está muy bien visto a nivel nacional, junto con La Trocha, que es la estación originaria, y salió la marca y sacamos el producto y lo que quiero es trascender más allá de Mercedes, porque hoy en día los productores tenemos la oportunidad única de salir a comercializar nuestros productos afuera. Nuestro producto es muy buscado y muy bueno. He andado por todo el país, conozco los salames de todos lados, y el salame mercedino para mí es inigualable por su composición, que tiene cerdo y vaca, y su relación de tocino”.

“Así que empezamos a producir, contraté a un maestro charcutero que se llama Raúl Lemos, que se había jubilado de otro frigorífico, y él me dio una mano enorme, porque es una persona de primera, con ganas de mostrar sus conocimientos y de hacerme aprender. Así que empezamos a juntarnos, probábamos salames, queríamos ver hacia dónde íbamos, fuimos desarrollando el producto, porque la idea era estar conformes cuando lo largáramos, no era una cuestión de tres meses más o menos, la idea era sacar un producto con una excelente calidad y después, como pasa con el vino, está en el paladar de cada persona qué le gusta más”.

La fábrica de chacinados La Trocha está situada en la avenida 47, entre 32 y 34, de Mercedes, y fue inaugurada a comienzos de julio, a través de un acto que tuvo entre los participantes al intendente de ese distrito, Juan Ignacio Ustarroz, y autoridades del Ministerio de Agroindustria bonaerense. En un mensaje brindado durante el acto, Colaneri recordó a su padre.

“Mi papá vivía en Chacabuco, pero siempre que iba a Buenos Aires pasaba por Mercedes a buscar sus salames. Este proyecto también es un homenaje a él”, dijo.

Actualmente, la empresa cuenta con 60 trabajadores.

“La realidad es que el valor humano de la gente que produce nuestros productos es fundamental. Es como dice mi mamá, si a la comida que hacés no le ponés amor es muy raro que salga algo bueno, por más que tengás las mejores máquinas, porque hoy tenemos máquinas de primera línea para poder desarrollar los salames y los chorizos, y estamos en una etapa en la que vamos a arrancar con jamón crudo y bondiola”, afirmó el exvecino en la entrevista. Además, reiteró cuál es su objetivo para los próximos meses.

“No son productos de lujo”

“Yo trato de fijarme metas a un año, porque cuando son de muy largo plazo, con los contextos económicos que tenemos en el país, a veces se frustran. Entonces, voy de a un año y en principio lo que quiero es que Chacinados La Trocha trascienda Mercedes y se pueda comer en cualquier parte del país, y que tenga la mejor relación entre calidad y precio. El otro día, en una entrevista, me decían que los chacinados se han vuelto productos de lujo. No, no se han vuelto, el empresario ha vuelto productos de lujo a un jamón crudo, un salame o una bondiola, y no son productos de lujo. Son productos que mi papá, que era camionero, me mandaba a la despensa para que le comprara un pedazo de queso y un salame, un chorizo o 100 gramos de bondiola y picábamos eso. Hemos perdido muchas cosas, y una de ellas es la picadita diaria de la familia. Puede ser de salame y queso o una tostada con manteca, pero esa picada argentina no puede faltar en ninguna casa de familia”, expresó el empresario chacabuquense, que en el final dejó una reflexión.

La vida son proyectos, es la familia, es sortear problemas, tomárselos como algo natural y no como el fin del mundo, porque la vida está hecha de problemas, de alegrías, de frustraciones. Así que está en uno cómo se lo toma, cómo se levanta y que pueda alcanzar la felicidad. Uno no está siempre feliz, son momentos, cuando nacen tus hijos, cuando te casás, cuando a un amigo le va bien, cuando te vas de vacaciones, cuando compartís una comida o un mate… La vida está ahí, depende de uno cómo la disfrute”.

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