Si buscamos referencias para los tiempos que vivimos, más que nunca tenemos que centrar nuestra atención en las palabras de Jesús en Mateo 24:37. Antes de su segunda venida, él trazó un paralelismo de los acontecimientos similares “como en los días de Noé”. Si nos remontamos al Génesis, en el capítulo 6 se reflejan las características de los hombres de aquellos días y la sociedad. La maldad era mucha, los pensamientos eran de continuo el mal, la tierra estaba corrompida y llena de violencia.
En ese contexto Noé y su familia hallaron gracia delante de Dios y una misión especial. Hacer el arca, anunciar el diluvio, e invitar a que suban y salvarse. La doble tarea demandó esfuerzo y un temple especial, para soportar el escarnio y burla generalizada. ¡Hasta que llegó el día que llovió y no paró!
Hoy el escenario es el mismo y multiplicado. El mal, la corrupción, la violencia, entre otros, a la orden del día. La iglesia es el arca de este tiempo y la misión la misma, anunciar la gracia de Cristo para el perdón de los pecados por medio del arrepentimiento, y ser salvos de lo que viene.
La burla, la ironía, el desprecio, se repiten.
Pero tenemos la convicción que se seguirá cumpliendo todo lo que está escrito. Y que no estamos (aunque quisiéramos) para detener el diluvio, sino para invitar a la salvación. ¡La decisión es tuya!. No hubo ni habrá otro camino de redención. Cristo viene pronto. El es el camino y único mediador entre Dios y los hombres.
Pastor Presbítero Mariano Rosato. Centro Cristiano Familiar UAD.