CAPÍTULO 11

Carta al futuro

Última entrega de una serie de escritos de una joven vecina de Chacabuco que sufrió un ACV. Cada domingo podés leer los capítulos que escribió desde la clínica de rehabilitación en Chacabuco en Red.

Ya estás mayor… y espero que tus sueños y metas hayan encontrado su camino.

Espero que te sientas libre, que nadie haya vuelto a apagar tu sonrisa, que nadie eclipse los sueños que aún conservas.

Recuerda: las noches no se hicieron para llorar. No pueden seguir siendo cómplices del sufrimiento. Se hicieron para brillar, para reír con amigos, para perderse en la magia de lo que amamos. Y aunque habrá momentos en que te sientas frágil, pese a tu fuerza, detén por un instante tu tren… y cuando estés lista, vuelve a avanzar. El mundo no se detiene, pero tú necesitas parar para respirar, para escuchar tu mente y descansar tu alma.

Ojalá hayas podido irte lejos. Que vivas en paz. Que hayas encontrado a alguien que te ame y respete… y si no, que hayas aprendido a disfrutar la compañía de tu soledad. Recuerda: todo llega a su tiempo y no es necesario mendigar el amor de nadie. Con tu amor propio eres capaz de enfrentar al mundo, de curar tus heridas y de seguir de pie. Ninguna persona debe llenarte de culpas ni cuestionar tus valores.

Recuerda también que ningún amor puede salvarte… ni tú puedes salvar a nadie. No creas esa mentira. El tormento empieza así. Vive para ti, para equivocarte, para reconocerlo, para aprender, para sonreír incluso en medio del dolor. Que tus noches sean solo para descansar y soñar.

Que no hayas bajado los brazos. Que tu esfuerzo y tu responsabilidad te hayan llevado lejos. Pero, sobre todo, que hayas podido levantarte… de la cama y de la silla. Y si no, llora cuanto quieras y luego vuelve a sonreír. La vida no se detiene.

Nunca dejes de luchar por lo que amas. Sea cual sea tu destino, recuerda lo que mamá y papá te enseñaron: buscar lo bueno entre lo malo. Aunque cueste encontrarlo, todo tiene un porqué. Todo sucede por algo.

Si no puedes volar, corre.

Si no puedes correr, cierra los ojos e imagina el viento golpeando tu rostro, imagina que rozas las estrellas.

Nunca dejes de leer, de escribirte, de amar el arte. Dedícate palabras bonitas, agradece por lo que la vida te ofrezca. Ama con calma, pero con la intensidad y la lealtad de quien alguna vez conoció la desilusión.

Que tus heridas de amor no manchen al resto; cuando menos lo esperes, alguien llegará.

No te deseo felicidad… la felicidad es fugaz, un instante que se va. Te deseo paz. Que tu alma esté tranquila, que tu sonrisa no esconda dolor, que existir no te pese. No tengas miedo, no pierdas la calma, no te ahogues en las lágrimas que alguna vez dejaste caer. Todo tiene un final, y tu sufrimiento también. Volverás a sanar.

Recuerda aquella noche antes de que todo cambiara. No fuiste culpable: querías reír, disfrutar, ser libre. Y lo fuiste… al salir de esa relación que te consumía. Ya eras una mujer seria con algunos, confiada con otros, con ganas de vivirlo todo.

Querida Greta… abracemos fuerte a esa muchacha sin experiencia que fuimos. Abracemos con lágrimas en los ojos a la joven de rizos que pocos conocieron, a la ocurrente y sencilla. Soltémosla para que descanse. Ella no volverá, pero siempre vivirá en nuestros recuerdos. Y alguna noche, mientras todos duerman, volverá a visitarnos en sueños.

*Los nombres que aparecen en el texto fueron cambiados por la autora para conservar la intimidad de los protagonistas

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Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10

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A partir del próximo domingo voy a escribir en mis cuentas

Gracias eternas.

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