Un 11 de diciembre de 1890 nacía Carlos Gardel, mito fundante de la identidad porteña y argentina. Basta con viajar a Indoamérica y mencionar Argentina y responden, ah sí, Gardel Maradona, el cantor y compositor a quien se le atribuye la invención y el apogeo del tango canción ha sido capaz de albergar la identificación del argentino medio del pequeño burgués del inmigrante.
Se lo ha bautizado de muchas maneras, el zorzal, el troesma, el morocho del abasto, el mudo, el mago. Hizo sus estudios primarios en el colegio San Carlos de Almagro, donde rivalizaba en el coro nada menos que con Ceferino Namuncurá, el futuro lirio de la Patagonia.
Los primeros años del siglo XX lo encontraron cantando por los cafés del Abasto, donde entabló amistad con José Rassano, empezando a cantar juntos. Algunos dicen que nació en Toulouse, Francia. Otros que era de origen uruguayo, nacido en Tacuarembó, y otros también dicen que nació en La Plata, precisamente en Tolosa. Lo cierto es que vivió su infancia en Buenos Aires y que su lugar de acción fue el barrio del Abasto.
Debutó en el cine en Buenos Aires con una película muda, Flor de Durazno 1917, a la que le siguieron ya en París Luces de Buenos Aires, Espérame, melodía de Arrabal, en 1932, y en Nueva York, contratado por La Paramount, siempre con argumentos y letras de Alfredo Lepera, Cuesta Abajo, el tango en Broadway, El día que me quieras, 1935.
Entre sus interpretaciones más recordadas figuran Viejo Smoking, Ventanita de Arrabal, Gira Gira, Tiempos Viejo. Compuso la música de sus tangos más famosos, Cuesta Abajo, Volver, Volvió una noche, sus ojos se cerraron, suena guitarra mía, por una cabeza.
Perdió la vida en un accidente de aviación en el aeropuerto de Medellín, el 24 de junio de 1935. El avión en que se disponía a viajar en el curso de una gira por Latinoamérica, se estrelló contra otro que esperaba turno para volar. También murieron Alfredo Lepera, los guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Riverol, y su secretario José Corpaz Moreno.
Los sobrevivientes fueron José María Aguilar y José Plaja. En los últimos años de su vida comenzó a apurarlo la nostalgia. Estoy bastante cansado de tanto trajinar, escribía Amasio, famoso cuidador de caballos de carrera, pero viejo no tengo más remedio que seguir la caravana, decía Gardel. Pero el destino apuraba sus tramos y ese 24 de junio, Gardel desaparece en forma física.
Empieza a crecer el mito de que según Abelardo Castillo, más que un hombre fue un sueño colectivo.
Ateneo Arturo Jauretche, Manuel Ugarte.