Este domingo se conmemoró el Día del Camarógrafo y uno de los exponentes que esa profesión tiene en Chacabuco es Ariel Goicochea, que durante más de veinte años se desempeñó en Canal 3, además de dedicarse a la actividad audiovisual en otros ámbitos. En diálogo con Chacabuco en Red, a continuación Ariel repasa su larga trayectoria, describe hechos que le quedaron grabados en la memoria y recuerda con nostalgia lo que fue hacer televisión en la ciudad.
Goicochea nació en Junín, pero con su familia vivían en Morse. Su llegada a Chacabuco fue por 1975, siendo aún un adolescente. “Me vine para acá para trabajar en Valentino Hermanos y Bertella, porque Francisco Bertella era de Morse”, recuerda.
Ya de chico le interesaba el tema de las imágenes y las cámaras, que eran con rollo. En esos tiempos, ya década de los ‘80, le surgió la posibilidad de ingresar al viejo Videotres, que era propiedad de la Cooperativa Eléctrica. “En ese momento, Bertella, muy generosamente, me dejaba salir una hora antes del trabajo, para que probara. Eso era en el año 85. Así que estuve un mes a prueba y cuando me confirmaron que quedaba, empecé a trabajar en el Canal”.
Su ingreso fue para cumplir la función de operador técnico de estudio, aunque lo que en realidad más le gustaba era la cámara. Así, durante un tiempo bastante largo cumplió ambas funciones.
“En ese tiempo era verdaderamente un canal de televisión”
“En ese tiempo era verdaderamente un canal de televisión. En la Cooperativa estaba como gerente Carlos Merdek, que fue el que me tomó, y eran doce horas de transmisión, empezando al mediodía, y toda la programación era mandada desde Chacabuco. O sea, las películas y las series, que llegaban en latas, las poníamos desde acá, y hacíamos un noticiero local que era impresionante lo que se veía, porque éramos los únicos como medio audiovisual en una época en que no existían las redes. Me acuerdo que cuando se cortaba la transmisión en algún barrio en la hora del noticiero el teléfono explotaba”.

En el canal, cuenta, aprendió a utilizar la cámara con la ayuda de Horacio Perrone, que a su vez había tenido como maestro a Oscar “Cacho” Paganini. “En ese momento Horacio quedó como editor y como camarógrafos estábamos con Daniel Yuliani y unos años después entró Mauricio Del Pozo, que estuvo hasta hace unos meses”.
“También estaban Fernando Petrella, el Mono Mónaco y el Muñeco Di Pinto. Algunos hacíamos cámara y otros eran operadores. Y como locutores estaban Gustavo Giannonne, Liliana Rafaelli, Daniel Levy, Susana Jacobs y Obdulio Reynoso”, agrega Ariel, que a continuación menciona algunos hechos muy especiales que quedaron para siempre en su memoria de los años que estuvo en el Canal. Uno de ellos, dice, fue el tornado ocurrido allá por mediados de los ‘90, en el que el viento derribó el árbol al que se conocía como El Abuelo, por ser el más antiguo que tenía la plaza San Martín.
“También me acuerdo especialmente cuando se hizo la remodelación de la iglesia San Isidro Labrador. Esa obra la grabé toda, desde el momento en que se empezó a sacar el techo hasta que se terminó todo y se hizo la nueva ordenación, que se transmitió en directo”, señala.
Pero de todo lo que su cámara registró lo que más presente tiene fue el choque de los aviones ocurrido en octubre del año 2000. Ese día, con Daniel Levy llegaron al Aero Club, donde se hacían vuelos de bautismo, y Levy subió a una de las aeronaves. Al aterrizar, otros pasajeros aguardaban para subir, y en el siguiente vuelo se produjo la colisión, que dejó once muertos.

“Cuando ya nos íbamos con Daniel del Aero Club, porque teníamos otras cosas para cubrir, la gente nos gritaba para que los filmásemos. Así que grabé a todas las personas que fallecieron, que estaban haciendo la cola para el vuelo de bautismo”, relata.
“Había que llevar una mochila”
Así como fue testigo de todo lo ocurrido en Chacabuco durante más de 20 años, Goicochea también pudo ver la evolución que tuvo la tecnología en ese tiempo, en especial en lo relacionado con los medios audiovisuales.
“Yo aprendí a hacer cámara cuando había que llevar una mochila en la que había una cassetera y el sistema era U-matic, porque todavía no estaba el VHS. El U-matic era un cassette grande, así que la mochila y la máquina pesaban un montón, y la cámara se conectaba ahí a través de un cable, y había que tener auriculares para verificar si el sonido entraba bien”, dice, y recuerda que la primera nota que hizo como camarógrafo fue con el exintendente Osvaldo Rodrigo en su despacho. “Así me largaron al ruedo. Me temblaban las piernas”, cuenta.
Durante su trayectoria en Canal 3 también estuvo a cargo de la cámara en numerosos programas que pasaron por la emisora. Uno de ellos fue “Presencia”, que conducía el doctor Osvaldo Martignone. También participó en “Siempre a fondo”, un programa de automovilismo en el que con Yuliani compartía cámaras y edición, mientras que el conductor era Reynoso, con quien colaboraban Levy y Gerardo Soubercases.
“Ese fue un programa que trascendió Chacabuco, porque seguíamos especialmente al Turismo Carretera, pero también cubríamos muchas otras categorías. Donde había ruido y alguien de Chacabuco corriendo, ahí íbamos. El programa se llamaba así porque un día, estando en lo de Tito Urretavizcaya, del que era amigo, le conté que íbamos a hacer un programa y a él le pareció buenísimo, pero le comenté que no sabíamos qué nombre ponerle. Ponele ‘Siempre a fondo’, como voy yo, me dijo. Así que nos gustó y le pusimos ese nombre”, señala en torno a este programa que caló hondo en el ambiente del automovilismo.
“Los autos llevaban las calcomanías nuestras. Un día paré en lo de Bianchi, que era un restaurante que estaba en la ruta, en San Andrés de Giles, y había un auto con la calcomanía nuestra en la puerta. O sea, el programa había trascendido a Chacabuco, los pilotos nos conocían, éramos respetados, hacíamos un lindo trabajo en una época linda”.
De acompañante de Urreta
En esas épocas también fue copiloto de Urretavizcaya en el TC. Según cuenta, no pudo ser su acompañante permanente por el trabajo en el Canal, que por aquellos tiempos había sido alquilado y luego adquirido por una empresa de Nueve de Julio, que a su vez más tarde lo vendió a IT&T, hasta que quedó en manos del Grupo Clarín.

“Los fines de semana teníamos que trabajar acá. Así que al programa lo dejamos un poco por agotamiento y otro poco porque no podíamos estar en todos lados. Pero en aquel momento tuve la suerte de acompañar a Tito y también de ganar. La victoria fue en Bolívar el 28 de mayo de 1995, una fecha que no me olvido más, porque fue una gran alegría. Ahí ya no estaba como camarógrafo, sino como acompañante”.
También pudo grabar imágenes desde el auto de Supertap de Urreta un día de los ‘90 en el que minutos después Tito tuvo un vuelco en el que dio cerca de ocho vueltas. Eso sucedió en Nueve de Julio y el piloto sufrió varias lesiones.
“En las vueltas previas me autorizaron a subir para grabar desde arriba del auto con él. Después, cuando llegamos a la largada me bajé, largaron y a la vuelta y media Tito se pegó el piñón. Dos por tres veo esas imágenes que hice en la previa, en una época en que no era muy usual grabar desde dentro del auto los movimientos de un piloto, pero yo tuve la posibilidad a través de mi amistad con él. Además, antes eran más flexibles, ahora no te dejan. Ese día me subí sin casco ni nada. Tito después me decía ‘si el vuelco me hubiera pasado con vos arriba hubiera sido un desastre’, porque yo iba sin casco para que no me moleste en la filmación”, recuerda.
“El Canal ya no era lo que habíamos conocido”
Ariel dejó Canal 3 en 2007, después de 22 años, por decisión propia. Según cuenta, lo hizo porque quiso probar suerte con un emprendimiento propio.
“El canal ya no era lo que habíamos conocido y quise ver cómo me iba en la parte privada. Así que puse un laboratorio de fotos en la calle Primera Junta, con la desgracia que a los dos o tres años de haberlo abierto el tema de la fotografía se empezó a digitalizar. Yo había hecho una inversión grande con las máquinas de revelado de rollos, que hacíamos en 24 horas. Lo que pasó es que el rollo fue desapareciendo y eso afectó un poco a la industria. Igualmente, también hacíamos fotos digitales, pero no era lo mismo, porque no vas a comparar la calidad de la fotografía con químicos con lo que hay actualmente”, señala.
Otra actividad que hizo desde sus tiempos de trabajo en Canal 3 fueron las fotografías y videos de fiestas y reuniones sociales. Esto lo inició en 1990 y lo siguió hasta hace unos años.
“Era mucho, había domingos que terminábamos una fiesta a las siete de la mañana y a las nueve tenía que entrar al Canal a poner una publicidad, así que iba casi sin dormir. Eso lo hice hasta el año 2015. Este trabajo me dio la posibilidad de conocer a muchísima gente y de hacer lo que me gustaba”, cuenta.
Se dedicó a eso hasta que en 2016 el exintendente Víctor Aiola lo convocó para trabajar en el Canal Municipal, a lo que luego le sumó ser su fotógrafo personal. “Ahí estuve dos años y después, y hasta la actualidad, trabajo en un comercio”, dijo.
Según cuenta, si bien actualmente está en otro rubro, sigue interesado por las nuevas tecnologías y todo lo que tiene que ver con el mundo de la imagen.
“Es algo que me gusta, me interiorizo, uso inteligencia artificial…, siempre me gustó eso y nunca lo voy a dejar. Dos por tres agarro el Photoshop y edito, como para no perder la costumbre. También tengo un equipo profesional de fotografía bueno, que puede filmar y sacar fotos. Eso nunca se pierde, por más que uno no se dedique profesionalmente. De hecho, el 25 de mayo estuve en un desfile sacando fotos no profesionalmente para Jana Fernández, la hija de mi pareja, que es bombera. También estuvimos el 2 de abril en el acto en la plaza Belgrano sacándole fotos”, dice, y agrega que hoy lleva una vida más tranquila que la que tenía siendo camarógrafo de Canal 3.
“A nosotros nos gustaba”
“En aquellos tiempos, cuando estábamos de guardia, nos llevábamos el móvil del Canal a nuestras casas. Nos ha pasado de que había un accidente a las once de la noche o a la una de la madrugada y teníamos que salir en la camioneta a fondo con un periodista para cubrir el hecho. Es algo sacrificado porque no tenés horarios. La gente por ahí no toma dimensión de eso, pero a nosotros nos gustaba. Hacíamos algo parecido a lo que hacen los bomberos, nada más que lo que teníamos que hacer era captar imágenes e informar”, señala Goicochea, que aún hoy cuando se encuentra con un accidente en la ruta baja a tomar imágenes con el celular y las envía a algún medio de comunicación.

En el final, el camarógrafo relata lo que sintió cuando, a fines de marzo pasado, se enteró que el noticiero de lo que era Canal 3 dejó de transmitirse.
“Fue algo que me cayó mal y ahí sí te invade un poco la nostalgia. El Canal se inauguró el 25 de mayo de 1978, o sea que fueron muchos años, y yo creo que se podría haber mantenido, con otro formato, pero se ve que para estas empresas el negocio pasa por otro lado, por la fibra óptica, Internet, y no les interesa mantener una estructura periodística. Con los estudios que tiene se podría haber hecho algo, como streaming, que hoy se usa mucho, pero se ve que apuntan para otro lado”.
“A mí lo que pasó me trajo recuerdos de muchísimas cosas. Por ejemplo, yo le agradezco a la profesión haber conocido gente recontra respetable, muchos famosos. Gracias a esta profesión a mí me quería mucho Antonio Alegre cuando era presidente de Boca. Yo iba a la cancha de Boca y entraba como si fuese mi casa porque era de Chacabuco, y eso me lo dio la profesión. A mí, que me gusta el automovilismo, me quedó pendiente, junto a Daniel Levy, una nota que habíamos pactado con Juan Manuel Fangio. Él nos había dicho que sí, solamente teníamos que poner el día, por una cosa o por otra no íbamos y terminó falleciendo y nos quedamos con esa espina. Todo eso es gracias a la profesión y esas cosas se extrañan mucho”, finaliza.